Georgia asegura que las tropas rusas siguen castigando el país

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Las autoridades rusas anunciaron ayer el inicio de su repliegue de las posiciones ocupadas en Georgia, tal como establece el acuerdo de pacificación firmado por todas las partes, pero desde Tiblisi insisten en que las fuerzas de Moscú no se están retirando y que están destruyendo armamento y haciendo todo el daño que pueden a la economía del país. Mientras, el presidente ruso, Dimitri Medvedev, viajó hasta Vladikavkaz, la capital de Osetia del Norte, desde donde aseguró que la intervención en Georgia será recordada en las páginas más gloriosas de la historia del Ejército ruso.

El 'número dos' del Estado Mayor ruso, el general Anatoli Nogovitsin, confirmó ayer el inicio de la retirada. “De acuerdo al plan de paz, comenzó la retirada de las tropas rusas de paz y de refuerzo a las regiones establecidas por decisión de la comisión de 1999”, señaló Nogovitsin en rueda de prensa, según informa la agencia RIA Novosti. El general se refería a la comisión integrada por representantes de Rusia, Osetia del Sur y Georgia que ese año firmaron un alto el fuego y acordaron la línea territorial de delimitación entre el territorio surosetio y georgiano.

“Puedo decir con certeza cuándo será Año Nuevo, pero aún no puedo dar una fecha exacta para la retirada de nuestras tropas de la zona de conflicto. Sólo puedo decir que no nos iremos igual de rápido que vinimos”, explicó al ser interrogado por el momento en el que podría culminar el repliegue ruso.

Sobre el terreno, los convoyes rusos han comenzado el repliegue, según los corresponsales desplazados a la zona en conflicto, pero el viceministro de Asuntos Exteriores georgiano, Giorgi Bokeria, afirmó que no hay signos de que las fuerzas rusas se estén retirando. “No hay signos en absoluto de que las fuerzas rusas se estén retirando. Más bien al contrario, están extendiéndose por las otras regiones”, aseguró.

Las autoridades denuncian además que las fuerzas rusas están destruyendo armamento y munición perteneciente al Ejército georgiano, tal como ocurrió en la base militar georgiana situada cerca de la localidad de Senaki, en el oeste del país, según denunció un portavoz del Ministerio del Interior georgiano, Shota Utiashvili.

Ayer se dieron a conocer más datos sobre el conflicto, como el hecho público por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que estima en 110.000 el número de personas que se han visto obligadas a desplazarse. Además, las autoridades georgianas elevaron a 133 el número de militares georgianos muertos sólo en las inmediaciones de Tsjinvali, capital de la región separatista de Osetia del Sur. Otros 50 permanecen desaparecidos.

De hecho, la cuestión de los prisioneros de guerra podría colear, ya que Rusia acusó ayer a Georgia de intentar utilizar como rehenes a los militares rusos capturados durante los enfrentamientos. Además, aseguran que los georgianos son los responsables del fracaso de las negociaciones para el canje de prisioneros.

“GLORIOSO” ACTO RUSO

Mientras, el presidente ruso se jacta del triunfo y amenaza con una “respuesta aplastante” a cualquier nueva agresión contra ciudadanos rusos. “Me gustaría darles las gracias por todo lo que han hecho. Este logro será uno de los actos gloriosos de nuestras Fuerzas Armadas, que permanecerá en la memoria de las gentes a las que han protegido y salvado la vidas”, afirmó Medvedev durante una ceremonia de entrega de medallas a militares rusos que participaron en la operación.

La fulminante derrota del Ejército georgiano, reforzado en los últimos años por el apoyo de Estados Unidos, ha supuesto la primera intervención militar rusa fuera de sus propias fronteras desde el derrumbe de la Unión Soviética, en 1991.

La satisfacción de Medvedev contrasta con la actitud de Estados Unidos y sus aliados europeos, que emplazan a Moscú a retirarse lo antes posible de Georgia y amenazan con graves consecuencias.

La Casa Blanca advirtió ayer a Moscú que debe retirar sus fuerzas de Georgia “sin demora” como había prometido. El portavoz de la Casa Blanca, Gordon Johndroe, que se encuentra en Texas junto al presidente George W. Bush, dijo que Estados Unidos sigue de cerca la situación. “Si llegaron en riadas después del 6 de agosto, ahora tienen que salir”, remachó.

Sin embargo, el presidente georgiano, Mijail Saakashvili, no ha dudado a ofrecerse a sentarse a dialogar con las autoridades rusas una vez concluya la retirada. “Estamos dispuestos a mantener negociaciones y estamos dispuestos a resolver los problemas de forma civilizada, pero para ello es necesaria una retirada incondicional de vuestras tropas”, dijo en un discurso televisado. Saakashvili aprovechó también para denunciar el “saqueo, robo y destrucción sin sentido” perpetrado por las fuerzas rusas.

El portavoz del Ministerio del Interior georgiano, Shota Utiashvili, aseguró que los militares rusos también han inutilizado la pista de aterrizaje de esta base, situada a unos 240 kilómetros al oeste de la capital georgiana, Tiblisi. Después, la columna militar rusa dejó la base con dirección norte. “Están destruyendo todo antes de abandonar estos lugares. Si llaman a esto retirada, no comprendo el significado de la palabra”, afirmó Utiashvili.

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