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Michael Phelps alcanza con polémica el mito de Spitz

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Phelps realizó una remontada sensacional en los 50 metros de vuelta, y superó al balcánico en el último suspiro en lo que pareció una demostración de potencia y clase, decidida por una centésima, que condenaba al serbio a la plata.

Pero poco después de la entrega de medallas, la Federación Serbia presentó una reclamación alegando un error en el cronometraje. La Federación Internacional (FINA) dictaminó al instante a favor del americano, aunque las imágenes creaban dudas sobre la justicia de su victoria.

Phelps no se exhibió como en otros días, pero sí ofreció su clase y potencia en unos 100 mariposa que, junto al relevo 4x 100 libres, se presentaba como la prueba más complicada en su pelea contra sí mismo y Spitz.

Pero, el estrecho margen de una centésima, unió a Phelps con el californiano y su hazaña de Múnich'72. Si en el relevo ante Francia y el poderoso Alain Bernard, su compañero Jason Lezak realizó 50 metros sensacionales, en esta ocasión, el nadador de 23 años hizo algo similar para una remontada espectacular.

Y es que por momentos la sorpresa se dio cita en el moderno 'Water Cube', aunque no con el nombre esperado. Phelps temía a su compatriota Ian Crocker, plusmarquista mundial, y el que se tornó rival fue finalmente el serbio Milorad Cavic.

El balcánico demostró que su récord olímpico de las semifinales no era casualidad. Dominó con solvencia los primeros 50 metros, mientras que el séxtuple campeón olímpico en Pekín quedaba rezagado en el séptimo lugar con 62 centésimas por remontar.

Los segundos 50 metros de Phelps fueron espectaculares, sobre todo su tramo final. Su potencia apareció en todo su esplendor y fue comiendo terreno a todos sus rivales, todos sobrepasados, salvo Cavic, irreductible hasta el final, únicamente a la hora de tocar la pared, sólo por una centésima, polémica minutos después y que empaña la alegría del de Baltimore.

De todos modos, el americano, que buscará superar este domingo con ocho a Spitz, explotó de júbilo ante otro oro sufrido, el séptimo, el que le permitía alcanzar a Spitz, aunque no fuese acompañado de la habitual plusmarca mundial, sólo con récord olímpico. El serbio se quedó con la plata, y el bronce ni siquiera fue el premio para el detentor del mejor tiempo, Ian Crocker, superado, también por una centésima, por el australiano Andrew Lauterstein.

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