El Rincón del Buen Decir: Nombrando el amor...

Rioja2

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San Valentín. ¡Qué fecha tan especial! Un día en el que las parejas se miran con ojitos de pitiminí, se arrumacan el uno al otro y se dicen esas palabras tan especiales que se olvidan durante el año: “te quiero”. Un día en el que los apelativos cariñosos cobran protagonismo y se acompañan de corazones de chocolate, flores, anillos, pendientes... rojos, todo rojo. Desde Rioja2 queremos acercanos a esas lindas palabras que se dirigen los enamorados en este día tan especial, esos motes que en público o en la intimidad crean la complicidad de la pareja.

Buceando por Internet hemos encontrado mil y un apelativos cariñosos que sirven a los internautas para llamar a sus amadas parejas. Los hay de todas las clases y la mar de curiosos muchos de ellos. Los unos hacen referencia a ciertas cualidades físicas o mentales de uno de los miembros de la pareja; los otros se tratan más de abreviaturas o largas palabras inventadas que dan un tono más romántico y “empalagoso” a la relación.

Lo cierto es que si la pareja permite ser llamado o llamar de alguna de estas peculiares formas, ¡es vuestr@ para toda la vida!

Desde hace algo más de un año, cierta cadena líder de televisión sacó en antena una serie en la que varias parejas, de diversas edades, mostraban sus ficticios, pero muy reales, conflictos en la pantalla. Dejando a un lado la controversia que una serie de estas características puede crear, nosotros nos llevamos uno de los apelativos con los que Marina se dirige a su amado esposo: “cuchifritín”. Pero este apodo no viene de ahora, sino que ya se hizo famoso por ser el nombre que su hermana mayor le daba al pequeño de la casa en la famosa serie de Televisión Española, 'Celia'.

Un término castizo, propio de localidades riojanas como Alesanco, Uruñuela o Zarratón, es “morrete”, definido en el “Tesoro Léxico de las Hablas Riojanas” como 'expresión de cariño'. La palabra morrete no aparece en el Diccionario de la Real Academia (DRAE). Podemos suponer que se trata de una creación a partir de la palabra “morro”, forma coloquial de llamar a los labios.

Como si de una cría de paloma se tratase, muchos enamorados se deshacen en halagos con sus pichones o pichoncetes, atándolos con un fino pero seguro cordel para evitar que vuelen del nido con otro “pájaro” o “pájara”.

Rebuscando en los recuerdos de la infancia, consigo rescatar un apelativo que cierto familiar me dirigía en mi más corta edad, 'pitusina'. El DRAE recoge la palabra pitusa, variante de la anterior, con el significado de 'pequeño, lindo, gracioso' y nos puede servir perfectamente para llamar al niño o la niña de nuestros ojos. De cualquier forma, debe definir algo rico y bueno por naturaleza, pues por algo tomaron el término de 'Pitusa' aquellos que dieron nombre a una famosa gaseosa que pululaba por los supermercados antes de que 'La casera' se hiciese con el mercado.

De nuevo en nuestro libro de cabecera, el DRAE, encontramos un término que habitualmente podemos escuchar en todos aquellos lugares frecuentados por parejas, éste es “churri”. El citado Diccionario lo define como 'garrulo, enfadoso y sin sustancia', sin embargo en el léxico amoroso ha adquirido el sentido de 'cariño' con el que muchas parejas se llaman. Así, es muy común escuchar frases con este término o con algunas de sus variantes, como churro, churrito, pichurro o pichurrina. ¿Tendrá algo que ver la afamada salsa argentina conocida como “chimichurri” con la creación léxica de la palabra churri?

Si continuamos con el sonido Ch- tenemos términos como chati o chiqui, ambos abreviaturas de sus hermanas mayores chato o chiquilla, diminutivo a su vez de chica.

El adjetivo coloquial cuco, 'pulido, mono' nos deja el apelativo “cuqui”, con el que la pareja de pijos que habitan uno de los pisos de la urbanización “Montepinar”, de la serie “La que se avecina”, se agasajan el uno al otro.

Pero si lo que queremos es hacer alarde de la particularidad física que más llamó la atención cuando conocimos a nuestra pareja le podemos dirigir piropos como “ojazos”, culo o “culete”, “morenazo” o, si admitimos palabras ligeramente más soeces, podemos llamar al amor de nuestra vida “chochete” con riesgo de que nuestra cara sufra algún que otro bofetón.

Si pretendemos hacer atractivo cierto defecto físico evidente de nuestra pareja está admitido como piropo “gordi”, “feucho” o “tonti”. Dentro de esta categoría, todas aquellas palabras que de normal suenan un poco fuertes, si las convertimos en diminutivos son totalmente atractivas como apodo de la pareja, véase por ejemplo “putilla”, “cabroncete” o “mariconcete”, términos con los que muchos enamorados se regalan los oídos.

Además de palabras, las parejas se dedican todo tipo de frases hechas en las que la imaginación aflora y los ecos literarios del autor están presentes. Expresiones como “eres el tropezón de mi yogurt de frutas” o “mi pedacito de cielo en la tierra” son del gusto de todo aquel meloso que busque una frase con la que sorprender y no dejar indiferente a su chica.

Y si todavía no sabemos cuál es el apelativo que mayor justicia le hace a nuestra media naranja basta con llamarle cosa o “cosita” mía para que él o ella se queden contentos, aunque todo dependerá del tono con el que se diga.

Lo que sí es cierto es que en esto del amor todo vale, y si dentro de todos estos apelativos cariñosos que hemos querido ofreceros esta semana, todavía no habéis encontrado uno acorde con vosotros, siempre podéis tirar de imaginación y crear un término único, algo así como Chiquirritininuelo o chirimboliningo, con el que seguro que sorprendéis a vuestra pareja.

Los apodos cariñosos que las parejas se dedican son innumerables, desde Rioja2 animamos a todos nuestros lectores a que nos envíen comentarios con aquellos términos y palabras que utilizan para llamar a sus medias naranjas, ¡¡a ver cuál es el más original!!

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