La guillotina de los motoristas

El tramo de la carretera LR 385 que une Grávalos y Alfaro es uno de los puntos negros de La Rioja. Hasta tres motoristas perdieron el año pasado la vida en una curva peligrosa y cerrada. A una elevada velocidad el golpe puede ser mortal. Más si cabe si a un lado de la carretera está ubicado un guardarraíl convencional. El metal actúa como una cuchilla en el cuerpo del motorista.

Por ello, en ese tramo se ha colocado recientemente un guardarraíl con doble hoja, que ya no corta pero que no evita el fuerte impacto en una caída. No es la solución más adecuada, pero mejor es eso que nada. Así lo asegura Rodolfo Valdecantos, presidente de la Federación de Motos de La Rioja.

“A los motoristas nos consideran como los gamberros de la carretera, y no es así” apunta este veterano de las motos de 55 años de edad, “no se nos respeta como a los conductores de vehículos o a los ciclistas”. Valdecantos cree que por el contrario, el motorista es más consciente del peligro y nunca se pondría a conducir, por norma general, ebrio ya que “no tenemos cuatro ruedas y unos pedales que nos sujeten y nos lleven. Dependemos de nuestra habilidad y nuestro equilibrio”.

El enemigo número uno de los motoristas es el guardarraíl. Un protector de carreteras que evita que los vehículos se salgan de la calzada pero que para los motoristas es letal. Casi 200 motoristas han fallecido en España en lo que llevamos de año. Algunas muertes han sido provocadas por los guardarraíles que se convierten en auténticas cuchillas para los motoristas.

Por ello, la Dirección General de Tráfico ha prometido invertir 30 millones de euros en la colocación de guardarraíles que eviten la mutilación o la muerte de los motoristas. Pero hasta hoy, no hay noticias de esa infraestructura. “No pretendemos que el Estado forre de guardarraíles dobles toda la carretera, pero que sea coherente en su colocación” asegura Rodolfo.

Una buena solución es el Flexi-raíl. Se trata de un sistema de seguridad fabricado en caucho reciclado de neumáticos que se coloca entre el guardarraíl y el asfalto. Cubre el cien por cien el riesgo de corte y de paso por debajo del guardarraíl. En las pruebas realizadas, en el L.I.E.R (prestigioso instituto francés donde se realizan la mayoría de impactos en vehículos) la víctima no pasa ni rompe el dispositivo de seguridad, sino que queda tendida de espaldas, en la misma posición en la que había caído.

En cuanto al criterio del índice H.I.C. (Head Injury Criteria-Criterio de Lesiones en la Cabeza), el producto presenta niveles entre 70 y 245, con valor de seguridad I, es decir, el de mayor seguridad. En una escala de 1 a 1.000, los niveles de 0 a 650 se consideran valor I –el mejor-; y de 651 a 1.000, valor II –menor seguridad.

Por otro lado el Flexi-raíl tiene una forma redondeada, por lo que el impacto se produce sobre una superficie menor. La elasticidad y plasticidad de formas absorbe mejor el impacto, y al ser un sistema continuo no hay contacto con metales que puedan dañar al motorista.

La sociedad impulsora de este proyecto es Flexipiso, una sociedad con más de una década de experiencia en la fabricación de pavimentos de seguridad para parques infantiles, suelos deportivos, etcétera. Según Flexipiso, el nuevo sistema tiene mucho mejor efecto de amortiguación que los fabricados en acero; no voltea al motorista y, tras un impacto, evita que el motorista sea desplazado nuevamente a la carretera.

Su vida útil es de 10 a 15 años y evitaría muchas muertes ya que el 15 por ciento de ellas está provocado por los guardarraíles.

Para Rodolfo Valdecantos este sistema había que combinarlo con un curso de reciclaje de conducción. De nada vale a su jucio ni el límite de edad para conducir una moto o incluso el de velocidad en la carretera.

La moto es más que un vehículo para nosotros, es una forma de descargar adrenalina en las curvas, por ejemplo, de Piqueras“ dice Valdecantos. Con seguridad y precaución, esa forma de vida podrá durar muchos años.