El tratamiento menos agresivo, mejor

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Los tratamientos previos a la fecundación 'in vitro' preocupan a las pacientes por su elevado coste y por los efectos secundarios de las terapias a base de hormonas. En los últimos tiempos empiezan a tomar posiciones punteras las investigaciones sobre alternativas más suaves para obtener embriones. Es el caso de dos trabajos recientemente premiados en el congreso europeo sobre infertilidad, celebrado en Barcelona.

Los Premios Frigga de Investigación en Infertilidad y Ginecología han recaído en dos trabajos que indagan en las ventajas de un régimen terapéutico a dosis más bajas y administrado en fases más avanzadas del ciclo para la obtención de embriones de mayor calidad. Los autores son dos equipos del Centro de Medicina Reproductiva Ziekenhuis (Bélgica) y el Centro Médico Universitario de Utrecht (Holanda), que se reparten los 100.000 euros de apoyo para prolongar sus trabajos en el campo de la infertilidad.

Ambos grupos pretenden profundizar en el análisis de esta nueva estrategia sobre la cual el español Antonio Pellicer aseguraba en el encuentro científico que “hace falta más investigación, porque estamos tratando de dar respuesta a una necesidad humana fundamental, la de tener descendencia”.

En el simposio que precedió a la entrega de esta distinción, Paul Devroey, máximo responsable del jurado y ex presidente de la ESHRE (Sociedad Europea de Reproducción Humana), manifestaba también la importancia de profundizar en la comprensión de un importante factor en el índice de éxitos de los tratamientos de fertilidad: la gonadotropina coriónica humana o hCG. Bajas dosis de hCG, administradas en fases avanzadas de la fase folicular y en sustitución de hormona folículo-estimulante recombinante (rFSH) tienen, a entender de Christopher Blockeel, del Centro de Medicina Reproductiva Ziekenhuis, un potencial confirmado en la primera fase de su estudio, que ahora podrán ampliar.

Por su parte, el equipo de Claire Bourgain, en el Centro Médico Universitario de Utrecht, ha llevado a cabo en la primera parte de su trabajo una comparación entre la estrategia convencional (que dura cuatro semanas) y un curso más breve, de sólo dos. Entre las consecuencias más evidentes señala la menor duración y cuantía del tratamiento, más cómodo para las pacientes, la ausencia de efectos secundarios y, como cabía esperar, un menor número de embriones. No obstante, Bourgain ha aclarado que el número de embriones 'buenos' (libres de alteraciones cromosómicas) fue igual en ambos grupos.

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