El Rincón del Buen Decir: Hablando de verano...

Rioja2

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Al entrar en la época estival nuestro vocabulario cambia también de estación, aunque nosotros no lo apreciemos. Existen determinadas palabras que sólo sacamos a pasear en verano y que duermen impacientes en nuestro decir durante los fríos meses de invierno. Son términos relacionados con las vacaciones, con la vestimenta y con la playa o la piscina. Son, en definitiva, palabras veraniegas.

Una vez hecha la reserva en el hotel, apartamento o camping elegido sólo nos queda hacer maleta. Lo mismo que no olvidamos el cargador del móvil debemos también recordar las palabras que viajarán con nosotros a ese destino vacacional y que serán las más repetidas y usadas durante nuestros días de descanso.

Allá por el año 1946, Louis Reard inventó un bañador de dos piezas que causó una gran revolución en el mundo entero. Esta pieza de baño fue bautizada con el nombre de bikini. El hecho de que la pieza en cuestión estuviese formada por varias piezas hacía suponer que su nombre bien se podría referir a esto, ya que el prefijo “bi” hacía pensar en el significado 'dos', y el “kini” serían las prendas que cubrían las partes pudendas. Pero nada más lejos de la realidad. La palabra bikini es el nombre de un atolón del Océano Pacífico, donde Estados Unidos hizo explosionar la primera bomba de plutonio, una explosión parecida a la que causó el biquini en el mundo entero, siendo prohibido y condenado por autoridades religiosas.

Hoy en día ha aparecido un nuevo concepto, el triquini, confundiendo la primera explicación que hemos dado y suponiendo que el prefijo “tri” marca la cantidad de piezas que componen la prenda de baño.

En el Diccionario de la Real Academia (DRAE) aparece la palabra chancleta como un diminutivo de chancla, y con el significado de 'calzado sin talón, de suela ligera, y que por lo común sólo se usa dentro de casa'. Parece ser que el uso se ha extendido y actualmente se utilizan tanto dentro como fuera de la puerta del hogar, siendo conocidas y apreciadas por todos los veraniantes. La palabra chancla procede del latín “zanca”, y éste a su vez quizás provenga del persa “zanga”, que significa 'pierna', tal como explica el DRAE en su definición.

Lo cierto es que chanclas y chancletas las hay por todos los lugares del mundo, pero dependiendo de la zona en la que estemos recibirán una denominación diferente. En países de Latinoamérica, por ejemplo, reciben el nombre de flip flops; en México, sandalias patas de gallo (gracias a la similitud que existe entre la pata de un gallo y el formato tradicional de chancleta); en Argentina las llamarán ojotas, del quechua “ushutas”; chinelas se utilizará en Panamá; cholas, en Canarias; y en Perú, “hawaiana”, término adoptado de la marca Havaianas que protagonizó su venta.

Enfundados en nuestro bañador, ya sea biquini, triquini o tanga y con nuestras hermosas chancletas, no puede faltar en toda playa que se precie un oasis que haga las veces de salvavidas para aquellos que rehuyen del sol en las horas fuertes del día, el chiringuito.

Así empezaba una de las primeras canciones que fue tema del verano y que llevó a su compositor e intérprete a la fama, el conocidísimo Jordi Dan. Pero, ¿de dónde viene la palabra chiringuito? La cuestión es dudosa y no se sabe a ciencia cierta su procedencia, pero desde Rioja2 especularemos un poco.

En tierras de Cuba y Puerto Rico se utiliza la voz “chiringo” o “chiringa” para referirse coloquialmente a algo pequeño, corto. Hacia el siglo XIX, cuando se pedía un café corto o con un chorrito de ron, se utilizaba esta palabra para referirse a él. Con el paso del tiempo, la palabra chiringo se convirtió en el sustantivo chiringuito, que sirvió para solicitar un aromático café cubano.

De esta forma, desde Cuba traemos esta palabra que designa aquel establecimiento de playa o piscina en el que numerosos turistas se refugian del sol mientras dejan su mujer tostándose en la arena. Por similitud, actualmente los bares improvisados que se montan en las fiestas de los pueblos también reciben este nombre.

Y no hay chiringuito que se precie que no tenga entre sus asiduos visitantes unos cuantos guiris. Una vez más echamos mano del DRAE y comprobamos que recoge esta voz como una abreviatura del término euskera “guiristino” con el significado de 'cristino', nombre con el que durante las guerras del siglo XIX en España, los carlistas designaban a los partidarios de la reina Cristina y después, por extensión, a todos los liberales y a los soldados del gobierno.

En la obra de Pérez Galdós, 'Zumalacárregui', aparece repetidamente esta voz, con tono despectivo, para nombrar a los soldados gubernamentales que combatían contra los carlistas. En un pasaje se comenta que a los de la Guardia se les llamó guiris porque llevaban en su gorra las letras G.R.I. (Guardia Real de Infanteria), sin embargo esta hipótesis etimológica no parece demasiado certera.

Ya entrados en el siglo XX, la lengua caló, hablada por los gitanos, designaba con la palabra guiri a los miembros de la Guardia Civil. Sin embargo, este término ha tomado la definición de 'turista extranjero' que visita las costas españolas durante sus vacaciones.

Una vez en la playa tenemos dos opciones: descansar a la sombra de dos palmeras en una confortable hamaca o hacer deporte y bajar unos cuantos kilitos mientras los divertimos jugando al frisbee.

La palabra hamaca es de origen haitiano, y significa 'árbol'. La acepción actual quizás se deba a que desde siempre, el sitio elegido y preferido para colocar las hamacas ha sido colgarlas entre dos árboles para aprovechar la sombra y el fresco que estos producen.

Los más deportistas deben saber que los primeros frisbees datan de finales del siglo pasado y se trata de unos platos de pastelillos que los estudiantes se lanzaban unos a otros. El nombre que designa ese juguete que simula un platillo volante, se tomó de la compañía que fabricaba esos platos, Frisbie Pie Company. En 1955 una juguetería tomó el nombre de frisbee para registrar un juguete que simulaba esos platos lanzados por estudiantes, y desde entonces pasó a llamarse a sí el juguete volador.

Además de estos términos, son muchos más los que mantenemos ocultos en invierno y afloran por el tiempo en el que el sol está más alto y broncea las pieles blancas. Así, no nos olvidaremos de la sombrilla cuando vayamos a la playa, o del aftersun al volver de tomar el sol. Si no sabemos nadar y no queremos hundirnos bueno es que nos pongamos un flotador o unos manguitos que nos mantengan a flote. Y una colchoneta hará las delicias de los pequeños. Y cuidado con las insolaciones y con equivocaros de playa y meteros en una nudista.

Si conoces otros términos que únicamente se utilicen en época estival y te apetece compartirlos con todos nosotros, te invitamos a que dejes tu comentario. Desde el Rincón del Buen Decir nos despedimos hasta dentro de dos semanas, momento en el cual ¡volveremos de nuestras vacaciones!

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