Una incansable luchadora contra la corrupción en Colombia

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Nacida en 1961 en Colombia, Ingrid Betancourt fue representante en la Cámara, senadora y candidata presidencial en su país de origen, a pesar de que tiene la doble nacionalidad, y de que se educó en ambos países y por fin consiguió hoy su libertad tras pasar seis años secuestrada por la mayor guerrilla del país.

La ex candidata presidencial es hija de Gabriel Betancourt, Ministro de Educación y fundador del ICETEX (Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior) durante el Gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla y de Yolanda Pulecio, reina de belleza y representante a la Cámara por Bogotá.

Cursó sus estudios de secundaria en el Liceo Francés de Bogotá y después ciencias políticas en Francia, en el Instituto de Estudios Políticos de París, donde se especializó en comercio exterior y relaciones internacionales. Vivió varios años en París mientras su padre era embajador ante la UNESCO y allí conoció a su primer marido, el diplomático francés Fabrice Delloye con quien se casó en 1981 y tuvo dos hijos, Melanie y Lorenzo.

En 1989 regresó a Colombia tras el asesinato del candidato presidencial Luis Carlos Galán, de quien su madre Yolanda había sido colaboradora y amiga. Se divorció en 1990 y se unió al Partido Liberal, donde comenzó como asesora del ministro de Hacienda Rudolf Hommes, y del ministro de Comercio Exterior, Juan Manuel Santos, durante el Gobierno de César Gaviria.

En 1994 se presentó a la Cámara de Representantes junto a Claudia Blum y junto a los parlamentarios María Paulina Espinosa, Guillermo Martínez Guerra y Carlos Alonso Lucio, formaron un bloque que se conoció como “Los cuatro mosqueteros” y que hizo importantes denuncias de corrupción.

Betancourt apoyó inicialmente al presidente liberal Ernesto Samper, aunque poco después saltó el escándalo del proceso 8.000, que revelaba la filtración de dinero de los narcotraficantes del Cártel de Cali a la financiación de la campaña política que llevó a Samper a la presidencia. Durante esta época realizó además una huelga de hambre en el Congreso para protestar por la conformación de la Comisión de Acusaciones de la Cámara que absolvió a Samper.

CAMINO AL SENADO

Betancourt recibió varias amenazas de muerte por sus continuas denuncias a la corrupción y los nexos entre políticos y narcotraficantes. Por ello, decidió enviar a sus hijos fuera a vivir con su padre en Francia. En 1998 dejó el Partido Liberal y fundó el Partido Verde Oxígeno con vistas a las siguientes elecciones, afín a los partidos verdes europeos aunque su principal bandera fue la lucha contra la corrupción. Consiguió de nuevo llegar al senado con su nuevo partido.

En las elecciones regionales de 1999 el Partido Verde Oxígeno consiguió una gran victoria al obtener la alcaldía del municipio de San Vicente del Caguán, en Caquetá, parte de la Zona de Distensión donde el Gobierno celebraba diálogos con las FARC. Aun así, en 2001 renunció a su escaño en el Senado para presentarse como candidata presidencial en las elecciones de 2002.

Además, como aspirante presidencial asistió a una reunión con los jefes guerrilleros de las FARC en una sesión especial con los candidatos invitada por el Gobierno en la Zona de Distensión. Allí, pidió a la guerrilla que abandonase la práctica del secuestro y que liberasen a todos los rehenes. Aun así, el Gobierno de Pastrana suspendió los diálogos y ordenó la toma de la Zona de Distensión por parte del Ejército.

SECUESTRADA

El 23 de febrero de ese año, Betancourt, en medio de su campaña presidencial, anuncia que para solidarizarse con el pueblo de San Vicente y acompañar a su alcalde, decide dirigirse hasta la localidad, donde también estaría el presidente. Íngrid se dirigió allí por tierra, ya que no se le permitió viajar en un helicóptero militar, y a pesar de las advertencias de que la guerrilla se encontraba operando en el área.

Tanto Ingrid como su jefa de debate Clara Rojas fueron secuestradas ese día. Mientras, los entonces ministros de Justicia e Interior declararon ante los medios que la candidata era responsable de su secuestro, aunque el Partido Verde Oxígeno se declaró sorprendido por estas afirmaciones.

El reconocimiento que consiguió a nivel internacional y la solidaridad que despertó en Francia y otros países de Europa. también la convirtieron en una especie de “trofeo” de guerra para la mayor fuerza rebelde del país, que era consiente que el mantener como rehén a Betancourt le garantizaba interlocución y protagonismo ante la comunidad internacional.

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