Diagnóstico más preciso y mejores tratamientos

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En las terapias para los linfomas, identificar mejor la clase de enfermedad y afinar el tratamiento se traduce en mejores resultados cada vez.

Por su enorme variedad, resulta decisivo el conocimiento biológico de la enfermedad a través de la identificación de nuevos biomarcadores como, por ejemplo, el CD20 positivo. Este ha sido uno de los principales temas de debate durante las jornadas de revisión de la X Conferencia Internacional sobre Linfoma Maligno, celebradas recientemente en Valencia con la colaboración de Roche. “La mayoría de las novedades que hemos debatido estos días han versado sobre el aumento del conocimiento biológico de estas enfermedades y sobre el potencial que estos avances tienen en su diagnóstico y, a medio plazo, en su tratamiento”, explica José Gómez Codina, del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario La Fe de Valencia y uno de los coordinadores de las jornadas.

Los avances que se están alcanzando en los síndromes linfoproliferativos hablan de un aumento de las tasas de supervivencia global y de una mejora significativa de la supervivencia libre de progresión. El desarrollo de nuevas moléculas y un mejor conocimiento y manejo de las ya existentes están transformando el abordaje de estas patologías. Aún así, “la mejora del diagnóstico en precisión y exactitud, continúa siendo la clave del éxito”, añade el doctor Gómez Codina.

LEUCEMIA LINFÁTICA CRÓNICA

La Leucemia Linfática Crónica (LLC) ha centrado una de las mesas de estas jornadas siendo, de hecho, la patología en la que más novedades se han presentado. Según los últimos avances, los tratamientos que han demostrado más eficacia son aquellos que combinan quimioterapia convencional con anticuerpos monoclonales. “Sabemos que con estas combinaciones se ha observado un porcentaje muy alto de respuesta en la enfermedad cuando se compara con pacientes que únicamente son tratados con quimioterapia”, destaca María José Terol, hematóloga del Hospital Clínico de Valencia y coordinadora también de la reunión. La introducción de los anticuerpos monoclonales en el tratamiento de estos pacientes ha hecho que “pasemos a erradicar la enfermedad en más del 75% de los casos”, concluye la doctora Terol.

La Leucemia Linfática Crónica se caracteriza por la presencia de una gran cantidad de linfocitos neoplásicos malignos en la sangre y, ocasionalmente, por un agrandamiento de los ganglios linfáticos. Se estima que la incidencia de esta patología es de entre 15 y 20 casos por 100.000 habitantes cada año. La evolución clínica de la enfermedad es variable, ya que muchos enfermos no llegan a necesitar nunca tratamiento mientras que otros (en torno al 50%) requieren tratamiento e incluso fallecen debido a la enfermedad.

Otros avances presentados en estas jornadas de revisión es la presentación de la nueva actualización de la clasificación de los linfomas “que con total seguridad repercutirá en una mejora del diagnóstico de la enfermedad”, añade Gómez Codina. Asimismo, se han dado a conocer novedades en linfomas de bajo grado extraganglionar, relacionados con infecciones que pueden ser importantes y que revelan aspectos desconocidos hasta el momento. Ejemplo de ello es la relación que existe entre la infección por chlamydia y los linfomas de órbita. “El mejor conocimiento de las características genéticas y moleculares de los diferentes síndromes linfoproliferativos contribuye, sin duda, a mejorar las expectativas terapéuticas”, subraya el experto.

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