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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

España ilusiona

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España cambió el rumbo de su historia en los cuartos de final y accedió, por vez primera en los últimos veinticuatro años, a las semifinales de la Eurocopa, después de derrotar en la tanda de penaltis, por 4-2, a la actual campeona del mundo, Italia, tras el empate a cero con el que se llegó al término del encuentro y la prórroga.

España se enfrentará el próximo jueves (Cuatro, 20.45 horas) a Rusia por una plaza en la final de la Eurocopa, algo que no logra desde que alcanzara el subcampeonato continental en la edición de 1984 frente a la anfitriona Francia, en aquella tarde aciaga de Luis Miguel Arconada.

Los pupilos de Luis Aragonés ya derrotaron a la selección rusa, por 4-1, en la fase de grupos, con tres goles de David Villa y otro de Cesc Fábregas, pero los de Hiddink no habían ofrecido su mejor versión, como la ofrecida ante Suecia y, sobre todo, en los cuartos de final contra Holanda.

El guión inicial del España-Italia era el previsto. España fue fiel a su estilo y se aferró a la posesión del balón para derribar el mal fario de la historia y el muro italiano. Xavi era el vértice sobre el que giraba toda la creación española, mientras la campeona del mundo colocaba una línea de tres jugadores -Perrota, Toni y Cassano- para tratar de bloquear la producción hispana.

El grupo de Aragonés no expuso casi nunca el esférico, se lo escondió a su rival y se armó de paciencia para encontrar un resquicio en la improvisada zaga 'azzurra', con Panucci y Chiellini de centrales. A la campeona en Alemania 2006 no le importó aguardar en su campo.

Primero fue una jugada de Andrés Iniesta por la banda derecha, luego un disparo de Silva, muy vertical y el más brillante en la primera mitad, más tarde una falta desde 25 metros lanzada por Villa al palo de un Buffon que parecía un gigante en su portería y, finalmente, un doble disparo de Torres y el omnipresente Silva.

Buffon se ahogaba en gritos hacia su defensa porque veía que el gol de España rondaba su marco. A cambio, Italia ofreció el desborde inicial de Antonio Cassano, que se marchaba una y otra vez de un Sergio Ramos desbordado, y un cabezazo de Luca Toni, rechazado por Marchena en el área pequeña.

A los puntos, el equipo de Roberto Donadoni, lastrado por las bajas por sanción de Pirlo y Genaro Gattuso en el centro del campo, perdió en la primera parte y se vio incapaz de crear algo de fútbol en las botas de De Rossi.

CESC Y LA PRÓRROGA

España arrancó con el mismo ímpetu en la segunda parte y, con un Torres muy escurrizo, alargó su dominio, aunque éste fue efímero. Los cambios de Cesc y Cazorla en lugar de Iniesta y Xavi desequilibraron inicialmente a España, que se veía ahora más acosada por una Italia liderada por el italo-argentino Camoranesi.

Fruto de ese equilibrio de fuerzas surgió una ocasión del propio Camoranesi que Casillas desvió con los pies en la línea de gol. El susto espoleó a los de Aragonés, que pudieron adelantarse con un chut lejano de Marcos Senna, en el minuto 80, que acabó en el poste de Buffon, después de que se le escapara el balón.

Tres minutos después Toni, bien sujetado toda la noche por Marchena y Puyol, quitó de la punta de la bota una ocasión a Grosso. Italia ya no ofreció más. Desfondada físicamente, se atrincheró en torno a Buffon y aguantó a duras penas el toque de España para forzar la prórroga.

El cansacio físico se apoderó de españoles e italianos en el tiempo suplementario, donde una jugada de Silva, Güiza y Cesc acabó con un disparo del jugador del Valencia fuera por poco. Di Natale también pudo conseguir el tanto para Italia, pero Casillas, el héroe de la noche, desvió su cabezazo a córner.

La tanda de penaltis parecía el peor presagio para España, que había echado por tierra sus opciones en los cuartos en anteriores ocasiones como en México'86, Inglaterra'96 y Corea y Japón 2002. No lo fue. Casillas detuvo dos y a Cesc Fábregas no le tembló la bota para echar a la rácana Italia del campeonato y convertirse en la única selección que siendo primera de su grupo logra colarse en las semifinales.

“Este equipo va a morir en el campo”, apuntó Luis Aragonés, la víspera. España murió en el campo, pero se dio una oportunidad más para cambiar la historia. El jueves podrá agrandar aún más su gesta en un duelo de fútbol total contra la Rusia de Hiddink, el mismo que acabó con su sueño en el Mundial de 2002.

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