2015, un horizonte muy lejano

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“Hasta 10 minutos de reloj he estado esperando para cruzar al otro lado del pueblo” dice una vecina de Agoncillo que asegura haber contado los minutos mientras esperaba que decenas de camiones y coches la dejarán cruzar la carretera nacional 232, que divide su pueblo.

Este hecho que relata la vecina de Agoncillo, lo comparten con otras muchas personas que viven en El Villar de Arnedo o Cenicero. Ellos no se conocen y ni problamente ni siquiera coincidan nunca. Pero tiene algo en común. Su pueblo está divido por una carretera nacional y tienen que esperar para cruzar al otro lado con el peligro que ello conlleva.

Desde Cenicero hasta el Villar de Arnedo, la carretera nacional entra y sale de pequeños municipios riojanos. Es la carretera que más tráfico pesado soporta y la que más puntos negros tiene. De hecho, es la vía riojana con más mortalidad. Paralela a ella, discurre la Autopista Ap 68 de similar trazado pero en la que hay que pagar peaje. Ya hay un estudio para llevar a cabo el proyecto de desdoblamiento de la N-232 y convertirla en futura A 68. De hecho, está pendiente la declaración de impacto medioambiental del proyecto y en 2011 comenzarían las obras. Según la Delegación de Gobierno, representante en este caso del Ministerio de Fomento, en 2015, el desdoblamiento de la N-232 estaría listo. Pero es un proceso que se alarga en años y que ha servido para lanzarse reproches políticos entre las dos administraciones, la central y la regional.

Sin embargo los grandes perjudicados de esta tensa espera son los vecinos de todos aquellos municipios por las que discurre la nacional. El Villar de Arnedo, de 714 habitantes, sabe lo que es vivir con la carretera frente a sus casas. En una parte está el Polideportivo y la Escuela y en otra, una veintena de casas que cada día soportan el ruido del tráfico de camiones y coches.

“Tengo una niña de ocho años” nos dice Jose María, un vecino de El Villar, que tiene su casa en frente de la carretera. “Cada vez que tiene que ir a la escuela tenemos que acompañarla para que cruce la nacional. Es lo que más tememos. Lo del ruido es lo de menos, al final te acabas acostumbrando”

El alcalde de El Villar, José Luis Gómez, recuerda un triste suceso ocurrido algunos años. Una vecina del pueblo fue atropellada por un camión cuando cruzaba de un extremo a otro del municpio por la nacional. “Eso impactó mucho a los vecinos de El Villar, afortunadamente no le ha ocurrido nada grave a los niños que se ven obligados a cruzar”.

Y es que este pueblo además, con uno de los “puntos negros” de las carreteras riojanas. Se trata del cruce de la Nacional 232 con el desvío hacia la carretera de Arnedo. Es allí donde se producen numerosos accidentes.

Precisamente esta situación ha llevado a Fomento a proyectar la variante de El Villar, como la primera parte de la 232 que se desdoblará. Eso sacará el tráfico pesado del municipio. ¿Pero cuándo?. “Supongo que la fecha de inicio o de final coincidirá con 2012. Año de elecciones” afirma el propio alcalde.

Volvemos a Agoncillo. Otro de los municipios que vive esa misma situación. Pero hay algunos vecinos que ven en el desdoblamiento de la nacional 232 el fin de su negocio. Los propietarios del Bar Chusmi de Agoncillo creen que a su pueblo le pasará lo mismo que Ausejo. “Con la variante, dejaron de llegar camiones y se cerró un bar y unas bodegas. La gente pasaba por Ausejo y compraba vino, ahora el pueblo está aislado”.

Gran número de camioneros y viajantes detienen su viaje para repostar o comer en este bar de Agoncillo. Si la nacional sale del pueblo también saldrán los camioneros y adiós negocio.

“Eso será malo para nosotros” asegura Susana del Bar Chusmi “pero también lo es para todo el pueblo.”

La nacional 232 separa físicamente a pueblos riojanos pero también los intereses de muchos vecinos. Cuando la N-232 pase a ser A68, la alegría de nuevo, irá por barrios.

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