Sonrisas imaginarias en el San Pedro

Desde 1998, un grupo de voluntarios de esta organización acude cada semana a contar cuentos a los niños ingresados en la planta de pediatría del Hospital San Pedro. La cuenta cuentos María Eugenia Aguirre ha explicado que es mucho mejor tener reunidos a todos los niños ingresados, ya que así comprueban que no son los únicos enfermos y el cuenta cuentos puede pasar más tiempo con los pequeños.

Con la colaboración de Ibercaja, han conseguido decorar y amueblar esta sala, a la que han abierto unas ventanas al pasillo para que los niños no pierdan el contacto visual con sus padres.

En función del número de voluntarios, que oscila entre ocho y doce, acuden entre cuatro y cinco días a la semana a contar cuentos y a prestar libros de “El carrito de los cuentos” a los niños ingresados.

La planta de pediatría también dispone de una pequeña escuela, que se queda libre durante los meses de verano, por lo que Aguirre ha sugerido que se pueda utilizar para organizar juegos y otras actividades de ludoteca para entretener a los pequeños.

Aguirre lleva ocho años colaborando con esta asociación, cuyo trabajo conoció por casualidad cuando acudió al servicio de atención al paciente del Hospital San Millán para poner una reclamación por un diagnóstico erróneo que un médico hizo a su hija.

Esta mejicana, que lleva trece años en España, reconoce que quedó “cautivada” por la forma de trabajar de los voluntarios de “Hospital imaginario”, pero, sobre todo, por la responsabilidad con la que atendían a los niños.

Desde la antigüedad, los hombres han transmitido sus vivencias, por lo que la narración de historias es algo propio de la cultura humana y, según Aguirre, “cualquiera puede ser un buen cuenta cuentos”.

En su opinión, “los cuentos antiguos tenían antes un trasfondo muy fuerte, gracias a Disney se han edulcorado, pero en la versión original de 'La caperucita roja', la niña no sobrevivía al lobo feroz”.

Además de narrar historias, los voluntarios de esta asociación han aprendido técnicas para contar cuentos con objetos y lenguaje visual a bebés o a niños con problemas, como dificultades idiomáticas o sordera.