El Rincón del Buen Decir: brebajes pachangueros

Rioja2

0

Aprovechando que llegan las fiestas de nuestros pueblos, hemos querido entrar en contacto, además de con las tradiciones que se realizan en cada localidad, con las bebidas típicas que alegran y “animan” a los participantes de los festejos. Además, intentaremos conocer el origen de alguno de esos ingeniosos nombres que reciben dichas mezclas alcohólicas.

Al cruzar el solsticio de verano, La Rioja se viste de gala y se prepara para celebrar las fiestas que pueblos y aldeas dedican a sus santos y patrones. Las calles se engalanan, el son de dulzainas y tamboriles resuenan en cada rincón y los bares, peñas y “chiringuitos” se preparan para saciar bocas sedientas y cuerpos con ganas de marcha.

Y es que, en tierra de vino, es ingenuo pensar que esta sustancia no iba a tener nada que ver con sus fiestas. De hecho, Haro celebra sus fiestas grandes con La Batalla del Vino, y San Asensio hace lo propio con su Clarete.

Pero en La Rioja no sólo se bebe vino, existen diversos combinados que hacen las delicias de habitantes y visitantes de cada pueblo. Y es que, en toda casa que se precie no puede faltar en unas buenas fiestas un tonel enorme de Zurracapote. El origen de este término es incierto, y las recetas para elaborarlo tantas como pueblos riojanos, pues cada uno presume de que la suya es la mejor. La receta que ha elegido Rioja2 para ofrecer a todos nuestros lectores se compone de: vino tinto, frutas como melocotones o limones, azúcar y canela, dejándose reposar la mezcla durante varios días. Lo típico es elaborarlo en “indigestas” cantidades, sirviendo de “pócima” durante todas las fiestas.

De recolecta y elaboración casera es el licor de “maguillas”, una especie de orujo que se elabora con anís y unas manzanas silvestres, muy pequeñas, y de sabor muy ácido, que se dejan macerar durante nueve o diez meses, y que sirve como acompañamiento de tentempiés y postres, después de una comida copiosa.

OTRA RECETA CON VINO

Más común en España, aceptado y castellanizado por nuestro Diccionario de la Real Academia, es el Calimocho, una bebida que hasta 1970 más o menos era conocida como Rioja Libre o Cuba Libre del Pobre. La palabra Kalimotxo surgió hacia 1972, durante las fiestas del Puerto Viejo de Algorta. Allí, la cuadrilla Antzarrak compró 2.000 litros de vino cosechero de Rioja para sacarse un dinerillo en el chamizo del pueblo.

En los primeros vasos ya notaron que algo raro le pasaba al vino, estaba picado. Sin embargo, nada hizo presagiar que lo que parecía un desastre en toda regla se iba a convertir en un fenómeno de masas. Guiados por los mayores del lugar, que mucho sabían de vinos malos, probaron a mezclar el vino con diversas bebidas, con idea de matar el sabor que lo hacía desagradable. La vencedora fue la Coca-Cola, que sirve tanto para arreglar un vino malo como para quitar el óxido del metal.

Ahora sólo quedaba ponerle un nombre ingenioso que hiciese esa mezcla apetecible a los ojos de los clientes. Kalimotxo fue la palabra elegida, una mezcla del nombre de dos muchachos de la cuadrilla, Kalimero y Mortxongo, al que alguien vitoreó como Motxo ('feo' o 'corto' en euskera). De esta forma, estos dos amigos, dieron nombre a una de las bebidas más preciada y apreciada por los jóvenes y no tan jóvenes, Kali-Motxo.

Una variante del calimocho es el famoso “Pitilingorri” o “caliguay”, la mezcla de vino tinto con refresco de limón o de naranja. El nombre de tal brebaje procede del euskera y significa 'pene rojo'. Según algunos se debe al color que adquiere la mezcla. Lo que es indudable es que los vascos llevan la voz cantante en esto de elegir nombres curiosos para sus bebidas.

OTRO TIPO DE BEBIDAS

Pero no sólo en La Rioja o el País Vasco son innovadores con el lenguaje, bautizando con nombres más que originales los brebajes que muchas veces surgen de un experimento. Como ejemplo tenemos el “destornillador”, una mezcla de vodka y zumo o refresco de naranja, que surgió hacia 1950 de mano de los obreros rusos que no tenían varilla para agitar la bebida y utilizaban para ello un destornillador.

El “orgasmo” es otro de esos nombres de cócteles que resultan llamativos a los ojos y oídos del consumidor y que, muy posiblemente, adquirió su nombre por la semejanza de sensaciones que se quiso dar entre la bebida y la culminación del acto amoroso.

Otras muchas veces nos empeñamos en poner nombres que, si no avisan de la peligrosidad de la bebida, al menos nos advierten de que su ingesta no debe de ser muy aconsejable. Nos referimos con esto a la lejía (cerveza con limón), también conocida como “pica” (Navarra), “clara” (Madrid), o Sandy, marca comercial que, desde luego, suena mucho más apetecible que el primer término.

En cuanto a los recipientes que pueden y deben ser utilizados para contener estos brebajes, también reciben nombres curiosos y descriptivos, que en todos los casos hacen referencia a la cantidad de bebida que pueden contener. Algunos de estos nombres son mini, litro, cubalitro, megavaso, maceta o cachi (del euskera katxi), que hace referencia a que el vaso “casi” tiene un litro de capacidad.

Así que, dependiendo de la ciudad o pueblo en el que estemos, digamos, por favor, bien la expresión que le es propia:

Un mini de clara, en Madrid.

Un Katxi de Kalimotxo, en el País Vasco.

Una pica, en Navarra.

Un cachi de lejía, en Logroño.

Y un buen porrón de Zurracapote, en toda La Rioja.

Desde Rioja2 hemos intentado acercar a nuestros lectores el mundillo de los nombres “curiosos” de bebidas, sin embargo no dudamos que se nos han podido escapar muchos. Si conoces y utilizas otros términos para designar las mismas bebidas que te proponemos, por favor, no dudes en enviar tu comentario.

Etiquetas
stats