“Estoy triste, estoy bien”

Rioja2

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@page { size: 21cm 29.7cm; margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm } 20 años ayudando a los menores que han sufrido abusos sexuales y abandono, seguramente, han hecho que esta mujer transmita fuerza y a la vez tranquilidad en la palabra. Con una expresión clara, contundente y serena, es de las personas que te sonríe y acaricia con el tono de voz.

María Luisa Balda sigue ejerciendo como psicóloga y es profesora de la Universidad de La Rioja. En su faceta poética, colabora con revistas como “Fábula” o “LUKE” y ha escrito dos libros. En el primero, “Catálogo de Emociones”, relata la pérdida amorosa. Un proceso que terminaba con la reconstrucción de la amante después de haber vivido el abandono. Una historia de cómo la persona progresa para recomponer su vida, aunque siga anhelando el amor en pareja.

En este segundo libro, “Elementos”, el proceso continúa. Habla de la reconstrucción plena de la persona fuera del amor de pareja, pero en este camino hacia el equilibrio, asoma la tristeza de lo que se ha perdido; principalmente la juventud y la intimidad espiritual y sexual compartida con el otro. De este libro de poesía se desprende una cierta melancolía que produce la pérdida del abrazo o de la mirada de la persona amada en la cama, pero esta psicóloga proclama a los cuatro vientos que se puede estar solo y estar bien. “La tristeza es un sentimiento del que intentamos huir, pero es una sensación que tenemos que vivir. Se puede estar triste y estar bien”.

Una poesía para encontrarse.

El amor

El amado se aproxima con ansiedad,

sin el deseo suave y prolongado

que brilla en los ojos de su amante

Y ella le apacigua con dulzura

y le lleva por ligeros paisajes

de pechos tensos que desbordan la blonda

Entonces él comienza a actuar como ella siempre lo deseó

Y hacen el amor lento

como dos amantes generosos

Una cadencia de cuidados,

de palabras y encuentros,

idas y venidas

Las manos del amado se vuelven hábiles,

superando lo que él pudo soñar

y el cuerpo de la amante entonces se acopla

con serenidad apasionada

Y él la acaricia hasta el suspiro

y ella le besa hasta el aliento,

y la penetra con su fuerza,

perfecta y mágica,

que dispara sus contenidos gritos de deseo

Los amantes se aman al amanecer con igual pasión y menor tiempo,

con el deseo pegado a cada poro de sus piernas y de sus brazos

Se aman como siempre desearon ser amados

La psicología y la literatura tienen muchas cosas en común. Quizás sean un bálsamo para las penas.

El primer artículo que escribí hablaba precisamente de eso. Estaba basado en la novela “El Vizconde Demediado”. Una historia de un personaje cortado por la mitad. Una parte es el bien y otra el mal. Dos partes separadas pero vivas, la ambivalencia del humano. El amor de una mujer y un médico consiguen restaurar esa figura. En este caso, el médico es el psicólogo y la literatura hace un poco lo mismo. Nos propicia soñar con nosotros, querernos de otra forma y aprender de otros que han vivido otras experiencias. Eso nos ayuda a construirnos y a integrarnos.

Las emociones son una parte de la psicología que no se ha estudiado hasta hace pocos años, pero que a tí te interesa y apasiona. En este libro, “Elementos”, fluye un relato personal. Las sensaciones que arrastran al fin del amor en pareja. ¿Qué mata una relación?

Muchas veces en la pareja piensas que vas a llevar un camino común, pero empiezas a separarte. Unos valores para tí van creciendo y para el otro van disminuyendo. Unas ocupaciones del tiempo son importantes para tí y para el otro no. Ahí comienza la incomunicación, el mayor problema. Entonces cada uno va haciendo su vida hasta que llega un momento que se acaba. También hay parejas que siguen toda la vida juntas como si funcionasen, pero eso yo no lo hago.

Hay que tener mucho valor para separarse, después de estar mucho tiempo con una persona. Aunque no haya la comunicación deseada, ya te has acomodado, os conocéis, estáis a gusto.

Cuando tienes una idea fantaseada de lo que es la relación de pareja, de intimidad, de compartir las cosas, de comunicación... cuando eso se muere dices, bueno, hasta aquí. Yo he estado casada 23 años y lo dejé. Luego he tenido otras historias, que es de donde vienen los libros. La realidad difícilmente se novela. La realidad la vives. De tus fantasías es más fácil escribir.

¿Cómo se puede acabar de una manera civilizada una relación?

En mi primer libro, “Catálogo de emociones”, sorprendió que había una ruptura sin echar culpas al otro. El problema viene cuando uno quiere separase y el otro no. El que no quiere dejarlo no consigue desligarse de la otra persona y una forma de seguir unida es el daño. La fórmula es saber que cada uno tiene su parte de responsabilidad en la ruptura de pareja. Cada uno tiene que mirar dentro de sí y averiguar cuáles son sus errores. Esto no es exclusivo de la separación, se puede aplicar a todas las situaciones de la vida.

¿De qué herramientas disponemos para aprender a vivir solos después de una relación larga?

El conocerse a sí mismo. Lo que decía Sócrates. Es el mayor camino de aventura. Ir viendo como actúas, tus propias conductas. Ver que los demás hacen las mismas cosas que tú y que en los otros las repruebas, pero en tí no. Leer también ayuda mucho.

Dicen que la soledad no es tal hasta que no es buscada.

La pérdida de un ser querido produce un agujero. Lo que hacemos enseguida es intentar llenar ese vacío. Decimos: vamos a salir de copas, vamos a bailar, vamos a hacer muchas cosas para no pensar. Eso de llenar agujeros no sirve de nada. Los vacíos son vitales, hay que aprender a vivir con ellos. Lo que funciona muy bien es el contacto con la naturaleza. El saber que ahí estamos, que somos una cosa más. Hay que afrontar las cosas y salir airoso. Así la próxima vez tendrás más estrategias.

Un poema para despedirse.

Desesperación

Al atardecer

las lágrimas de la amante se clavan en el quicio de la puerta de la cocina,

se abrazan a la escalera,

y pronuncian el nombre de su amor

Atrapada en un túnel sin salida,

se agarrota su desamor

y le despoja de la fuerza necesaria para poderle sobrevivir

Se abraza los muslos y las piernas,

se abraza la cintura

y se tapa apretadamente la cara con las palmas de las manos,

ahogando sollozos de desolación

Y él deja que todo fluya igual,

sin cauce,

desbordado,

pero más enrevesado y doloroso

La amante se mata a sí misma,

se asesina,

se impone dolores que quizá pudieran ser sobrevolados,

y se enfanga en ellos

¡Le cuesta tanto vivir tan sola!

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