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“Queremos que nuestro museo sea un referente nacional”

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Würth recibe esta mañana la Medalla de La Rioja. Juan Ramírez, director en España de la compañía, será el encargado de recoger el galardón y lo hará “ muy agradecido”, según asegura, por el reconocimiento que éste supone.

No en vano, el Consejo de Gobierno de La Rioja ha decidido entregarle la distinción por “su contribución al crecimiento económico y cultural de la región”. Juan Ramírez quiere acogerla esta mañana en nombre de la “familia Würth”, pero también de los clientes de la compañía y, sobre todo, los más de 45.000 visitantes que, durante los nueve meses de apertura del Museo Würth en Agoncillo, han hecho posible un sueño.

-Parece que las cifras respaldan el éxito del Museo Würth en Agoncillo y comienzan a acercarse a las mejores previsiones...

- Así, es. Más de 45.000 personas han pasado por aquí desde que inauguramos el Museo, visitantes sin los que hoy no habría sido posible recibir esta Medalla de La Rioja. Para nosotros, llegar en un año a los 50.000 visitantes era toda una utopía por varias razones. En primer lugar, éste es un museo de arte contemporáneo, algo que ya de por sí 'paraliza' a mucha gente; en segundo, la localización industrial en la que se ubica hace que el público pueda ver el proyecto como algo ajeno, distante; en último y tercer lugar está la ubicación elegida, el polígono El Sequero de Agoncillo. Eramos conscientes de que la distancia podía ser una dificultad para que la gente se acercara aquí.

- Sin embargo, los datos han demostrado lo contrario.

- La sociedad riojana ha entendido muy bien qué significa el Museo. Esos 45.000 visitantes han sentido que ésta era su casa y el centro un espacio abierto y público donde venir a disfrutar del arte, pero también pasear en un entorno agradable. No diremos que el objetivo está cumplido, pero estamos muy satisfechos.

- La adquisición progresiva de obras también ha sido una constante apuesta en los primeros compases del Museo.

- Sí. Sólo en el último mes y medio, por ejemplo, hemos adquirido hasta tres obras. Entre ellas, dos grandes murales de Barceló y Manolo Valdés, que todavía no hemos querido presentar oficialmente.

- ¿Por qué?

- Esperaremos a que los artistas vengan para ello. Entre otras cosas, porque eso nos da la posibilidad de que la gente pueda conocer mejor la personalidad del creador que está detrás de la obra para luego ver ésta con mayor cariño. A veces, el público tiene más miedo a la interpretación que un crítico puede hacer de una obra que a la propia obra. Los artistas, a diferencia de los críticos de arte, rehuyen de utilizar lenguajes sofisticados y eso permite que la gente se pueda acercar a sus obras sin temor.

-¿Qué ritmo de compra de obras seguirá la colección de Würth España?

- En principio, anualmente, dedicamos 3 millones de euros anuales a la inversión en adquisición de obras. Suelen ser tres o cuatro trabajos de carácter importante y otros 30 ó 40 de autores emergentes. Actualmente, tenemos cerca de 80 obras adquiridas. A un ritmo de compra de unas cincuenta obras al año, en diez años podríamos alcanzar las 500 en colección, una cifra más que respetable.

- Obras que van de la escultura a la pintura...

- Fundamentalmente, y en contra de lo que en un principio se pudo pensar cuando el Museo abrió sus puertas, la mayoría de las obras propiedad de la compañía Würth, unas 11.000, son obras pictóricas. Es verdad que la luminosidad que permiten nuestras instalaciones en Agoncillo hacen del Museo un lugar muy favorable para la exhibición escultórica, pero estamos abiertos a todo tipo de artes plásticas. De hecho, nuestra exposición actual, de José de Guimarães, es pictórica.

- Habla de la buena acogida que el Museo ha tenido entre los riojanos. ¿Cómo ha sido ese recibimiento por parte de instituciones y agentes culturales?

- Muy bueno. Creo que se ha entendido que nuestra intención no es confrontar espacios sino complementar la oferta cultural que ya existía en la región. Todos, políticos, galeristas y artistas, se han acercado en un momento u otro al Museo.

- Eso, a pesar de que la idea de que una compañía líder mundial en técnicas de montaje y fijación parezca muy alejada, en principio, de una labor cultural de este tipo.

- Para mí, que formo parte de ella, no tiene nada de extraño. Reinhold Würth podría considerarse un mecenas contemporáneo y esa labor, como tal, no tiene nada de nuevo. En el Renacimiento, los artistas ya crecían al amparo de ellos. Sí es cierto que hoy puede parecer algo raro, pero ojalá, dentro de unos años, no lo resulte tanto.

- Ahora que Würth ha recibido la Medalla de La Rioja y que la región conoce el Museo, ¿mirar fuera es el objetivo más próximo?

- Desde luego, el Museo Würth merece ser conocido a escala nacional. Suelo decir que no hemos hecho una sala de exposiciones, sino un museo 'de verdad'. Queremos que sea un referente nacional y que ello, de alguna manera, aporte a La Rioja un motivo más de calidad y de atracción turística.

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