Austria quiere salvar su imagen

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El canciller austríaco, Alfred Gusenbauer, aseguró hoy que el Gobierno de su país planea iniciar una campaña de imagen para recuperar su reputación en el extranjero tras el caso de incesto que ha impresionado al mundo.

El secuestro de Elisabeth Fritzl, cuyo padre de 73 años de edad, Josef, abusó sexualmente de ella y la mantuvo en un zulo sin ventanas durante 24 años, ha colocado a la localidad de Amstetten en el punto de mira de los medios de comunicación de todo el mundo.

Gusenbauer declaró en su primera aparición pública tras conocerse el caso que “Austria no es el perpetrador. Se trata de un caso criminal inconmensurable, pero también aislado”. Por este motivo, explicó en Viena que no permitirá “que el país entero sea el rehén de un sólo hombre”.

El caso ha conmocionado a Austria sólo menos de dos años después de que una joven austríaca, Natascha Kampusch, escapara del sótano donde permaneció encerrada por un secuestrador durante ocho años.

Gusenbauer desveló que planea contratar a asesores para poner en marcha la campaña y que utilizará “todos los medios técnicos y profesionales disponibles para rectificar” la imagen de Austria.

Mientras, los investigadores policiales informaron de que en estos momentos se encuentran tratando de “reconstruir laboriosamente la vida de Fritzl cacho a cacho”, que tuvo siete hijos con su hija. Los exámenes de ADN han confirmado que el hombre “es el padre biológico y el abuelo” de los seis hijos de Elisabeth que sobreviven y los fiscales le investigan por violación, incesto, coacción y asesinato del séptimo hijo, cuyos restos quemó en un horno, según explicó Franz Prucher, jefe de seguridad en Baja Austria.

“ASTUTO Y AUTORITARIO”

Los medios de Austria y Alemania informan de que Fritzl se iba sólo de vacaciones a Tailandia y Chipre y mostraron una fotografía de él en traje de baño. Las autoridades aseguran que Fritzl pudo haber almacenado comida en el zulo y abandonó durante varias semanas a su familia oculta.

Descrito por la Policía como “autoritario” y “astuto”, Fritzl atrajo a su hija hasta el sótano en 1984 y la drogó y maniató antes de hacerla presa, según las declaraciones de su hija. Además, tres de los hijos de Elisabeth, una chica de 19 años y de chicos de 18 y cinco, también han sido encerrados desde su nacimiento y no han visto la luz del sol. Éstos fueron educados por Fritzl y su mujer, Caroline, que a su vez tienen otros siete hijos.

Tras comparecer ante el juez ayer, Fritzl se encuentra bajo custodia policial para un periodo de catorce días, después del cual deberá ir a juicio de nuevo para que se le extienda la condena. Prucher cree que “está fuera de toda duda que va a ser detenido mucho más tiempo, porque el caso de incesto está muy claro”.

Si se le declara culpable por negligencia del asesinato del niño muerto, los fiscales afirman que Fritzl se enfrentaría a una pena que se situaría entre la condena de diez a quince años de cárcel hasta la cadena perpetua. Aun así, el abogado de Fritzl, Rudolf Mayer, defiende que a pesar de que se ha probado el incesto a través de las pruebas de ADN, son necesarias más pruebas para el resto de acusaciones.

Las fotografías del zulo en el que permaneció Elisabeth muestran un estrecho pasillo que da acceso a unas pequeñas salas en las que hay una cocina, con dibujos de niños colgados en la pared, un dormitorio y un pequeño baño con ducha. El lugar fue inspeccionado en 1999 por los bomberos para comprobar la seguridad de la casa, aunque no se descubrió el escondite.

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