Sin tener que adelgazar

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El riesgo de enfermedad cardiovascular asociado con el sobrepeso y la obesidad se reduce (aunque no desaparece) si se incrementa el grado de actividad física, según un informe publicado en la revista científica 'Archivos de Medicina Interna'.

Tanto la obesidad como la inactividad son factores de riesgo de enfermedad coronaria que pueden modificarse, según recuerdan los autores en la información de contexto de su investigación. “Se reconoce que la obesidad es un auténtico problema de salud pública dada su creciente prevalencia y su nefasto impacto en las enfermedades crónicas, entre ellas las del corazón”, escriben los investigadores.

Un equipo del Centro Médico Beth Israel Deaconess de Boston (Estados Unidos), dirigido por Amy R. Weinstein, ha estudiado las relaciones entre esos factores de riesgo en casi 40.000 mujeres. Al comienzo del estudio, en 1992, las participantes fueron clasificadas según su altura y su peso, que son las dos variables que se utilizan para calcular el índice de masa corporal. Además, los autores recopilaron información sobre su actividad física, otros hábitos relacionados con la salud y su historia médica. Durante diez años, se observó con regularidad a las pacientes.

En 1992, el 34 por ciento de las mujeres se calificaron de “físicamente activas” de acuerdo con las recomendaciones generales de las autoridades sanitarias de EE.UU.; un 31 por ciento de ellas tenían sobrepeso y el 18 por ciento padecían obesidad. El IMC y la actividad física mostraron una influir, por separado, en el riesgo de cardiopatía.

El riesgo era más bajo para las mujeres activas de peso normal, ligeramente más elevado para las de peso normal inactivas, más alto para las mujeres activas con sobrepeso u obesidad y especialmente grande en las obesas o con sobrepeso que no realizaban actividades físicas.

Las células grasas (adipocitos) liberan sustancias químicas nocivas para el corazón, aceleran la rigidez de las arterias y la inflamación, la formación de trombos en la sangre y el funcionamiento anormal de los vasos sanguíneos. “Creemos que el efecto beneficioso del ejercicio tiene que ver con que éste reduce y combate los factores protrombóticos que liberan los adipocitos”, indican.

De todas formas, estos expertos insisten en que hacer ejercicio sin más no elimina estos riesgos, y que lo mejor es mantener un peso saludable.

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