“No hay nada arriesgado en el uso de transgénicos en el vino”

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Paul Chambers, director de Investigación de Biología Molecular del Instituto de Investigación del Vino de Australia, ha defendido esta mañana en el VI Foro Mundial del Vino la utilización de organismos modificados genéticamente en la elaboración del vino.

Chambers, que ha impartido una conferencia bajo el título El uso de levaduras modificadas genéticamente en la elaboración del vino, ha sostenido que el único impedimento para la utilización de este tipo de organismos en la producción vitivinícola es el “miedo a la percepción de riesgo que tiene el público” al respecto. A ello, se añade, según ha reconocido, que la aplicación de estas investigaciones se encuentra también con el condicionante de los diferentes marcos jurídicos nacionales.

Según ha indicado, hasta ahora, el Instituto en el que trabaja ha identificado dos levaduras modificadas genéticamente con posibles aplicaciones en la elaboración del vino. Una permite la fermentación láctica en el proceso; otra es un etilcarbonato transgénico. Con ellas, según ha afirmado, el sector puede evolucionar hacia unos vinos “mejores y más económicos”.

Sin embargo, aunque están disponibles, apenas se utilizan. “No hay nada peligroso ni arriesgado en el uso de los organismos genéticamente modificados”, ha asegurado Chambers esta mañana para insistir en la necesidad de “educar” a la sociedad al respecto. Como ejemplo, ha puesto la industria farmacéutica y la gran cantidad de estos organismos que utilizamos a través de diferentes medicamentos.

VIRUTAS SÍ, VIRUTAS NO

La alemana Monika Christmann, responsable del Departamento de Enología y Tecnología del Vino del Instituto de Investigación de Geinsenheim, ha intervenido también esta mañana en el Foro. En su conferencia, titulada La elaboración del vino en el siglo XXI. Las nuevas técnicas., la ponente ha abordado la importancia de la adaptación tecnológica del sector. Christmann ha insistido en la necesidad de vencer la natural oposición de las regiones más pequeñas: “En el futuro ya no serán los productores los que decidan las técnicas que habrá que utilizar: serán los consumidores”.

Christmann realizó, durante su ponencia, una amplia relación de efectos que pueden lograr diferentes técnicas basadas en nuevas tecnologías: “Podemos eliminar componentes no deseados, concentrar el vino, conseguir cualidades organolépticas con extractos y virutas, ajustar el contenido de alcohol, eliminar acidez volátil, ajustar la acidez y el ph, e incluso introducir organismos modificados genéticamente”.

Por último, la investigadora alemana ha señalado con respecto al uso de las virutas que es una técnica efectiva aunque indicó que “no es aconsejable para todos los vinos: podría ser una buena opción para los de gama media, pero no para vinos de alta calidad”. Además, indicó que “no tiene sentido que sólo pueda utilizarse en el producto acabado, porque lo lógico sería hacerlo en el proceso de fermentación”.

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