“El recuerdo es el mejor amigo del escritor”

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Resulta cuanto menos extraño que en los tiempos actuales una localidad de cerca de una treintena de personas sea el lugar escogido por un escritor para desarrollar su obra. Eduardo Halfon (Guatemala, 1971) reside desde hace un año en Matute. Allí el escritor guatemalteco, sin televisión y sin periódicos, confirma haber encontrado el silencio y la tranquilidad para escribir, aunque la razón de haber llegado hasta este lugar se llama Lucía, su pareja.

Eduardo Halfon ha sido el autor invitado en el día de hoy a las Jornadas de Poesía en Español, que organiza hasta el 25 de abril Cultural Rioja. Vida y obra son dos elementos inseparables en la forma de trabajar de este novelista que estudió Ingeniería Industrial en Estados Unidos en la Universidad de Carolina del Norte y trabajó como catedrático de literatura durante ocho años en Guatemala. El ángel literario (Anagrama, 2004) le proporcionó un nombre en el ámbito literario tras quedar finalista en la edición de 2003 del Premio Herralde de Novela. Esta obra le abrió las puertas para instalarse en España y continuar su oficio.

De su etapa en Guatemala mantiene un recuerdo muy vivo: la violencia. A su país natal regresó cuanto tenía 24 años tras catorce años de ausencia. “Me sentí como casi un extranjero. Había perdido vínculos y amistades y apenas hablaba el español. No terminé de adaptarme a una violencia tan barata y tan arraigada”.

LITERATURA LATINOAMERICANA

Javier Alonso ha dicho durante la presentación del acto que Eduardo Halfon es una de las figuras más destacadas de la literatura latinoamericana en estos momentos. “Junto con Rodrigo Rey Rosa es el gran narrador guatemalteco”, ha constatado. Halfon, por su parte, ha añadido que Guatemala cuenta con más talentos literarios, pero que se han topado con una dificultad infranqueable en su carrera: no han podido salir de su país con su obra. En este sentido, confirma que “España es la mejor vía de escape”. Hace unos años la referencia para los escritores latinoamericanos fue París. “Lo fue para Miguel Ángel Asturias, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, etcétera. Todos se fueron a París, todos estaban allá. Para nosotros es España por razones puramente editoriales. Es el centro de publicaciones”.

Desde el punto de vista de Halfon, no hay ningún vínculo entre la nueva generación de novelistas latinoamericanos. La literatura en esta región “está muy fragmentada”. “Hablamos de una generación muy dispersa. Muchos viven en Europa y algunos hasta escriben en inglés. Es una generación que trata de diferenciarse del movimiento anterior. No somos el boom”.

OBRA

Para octubre está prevista la aparición de su nuevo trabajo, El boxeador polaco. “Es la historia de mi abuelo en Auswitch. Es una historia inenarrable, pero que he tratado de contar a través de otros relatos y cuentos”, afirma el autor. Reconoce estar trabajando en otros proyectos, de los que no quiere dar más detalles, pues puede que alguno de ellos no vean finalmente la luz.

De movimientos pausados, voz suave y agradable en el trato, Halfon reconoce que el trabajo es su mejor refugio. “La inspiración no existe. Borges decía que la inspiración sólo llegaba en el trabajo, yo discrepo. La inspiración no existe; sólo existe el oficio”. El autor guatemalteco se apoya en sus propias experiencias para desarrollar su obra. “El recuerdo es el mejor amigo del escritor”, apostilla.

Alejado del mundanal ruido, la lectura es indispensable en la vida de Halfon. “Leer es natural para mí. Escribir, en cambio, es antinatural. Sólo disfruto cuando leo. La escritura es un proceso de resistencia y de estar venciendo constantemente una fuerza. Leer es un goce absoluto y necesario. Sin leer no podría vivir”, concluye.

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