“La proyección artística resulta más fácil fuera de La Rioja”

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José Manuel Rodríguez Arnáez (Haro, 1944) está exultante. La concesión del galardón de Las Artes de La Rioja 2008 le ha proporcionado una grata sorpresa, al tiempo que le ha llenado de alegría. “Son estas cosas buenas que tiene la vida”, reconoce.

El pintor jarrero recibió la noticia en su casa de Madrid, donde reside desde hace 34 años, inmerso en los preparativos de una exposición que se va a organizar próximamente sobre su dilatada carrera en el mundo del arte. “Va a ser una exposición antológica. Estoy ordenando los materiales y la información para esta cita. He redescubierto un montón de cosas que ya se me había olvidado que había hecho”, afirma con sorpresa.

Dice que ahora se puede decir aquello de que “uno es profeta en su tierra”, contradiciendo el popular dicho. No obstante, recalca a continuación que para forjar su trayectoria artística ha debido salir fuera de La Rioja. “Madrid es un mercado grande. Sus numerosas galerías, certámenes, medios de comunicación, etcétera contribuyen a hacer más fácil nuestra labor. En general, la proyección artística es más sencilla fuera de La Rioja, pero, en el caso particular del estilo de arte contemporáneo en el que me incluyo, resulta fundamental”.

Arnáez, como se le conoce en el mundo del arte, aprendió de la mano de los maestros Anzuela y Tubía Rosales. En 1959 formó parte de una muestra colectiva de pintores jarreros y en 1974 realizó su primera exposición universal. Ése mismo año se trasladó a la capital. Desde entonces ha cultivado un estilo que ha sido definido como constructivismo lírico. “Son dos términos opuestos, pero que tratan de indicar una cierta preocupación por la construcción del cuadro y a la vez dejar una parte abierta. La obra no está terminada, sino que admite el error en la obra, es una parte de la misma. Es algo que ocurre en la propia vida”, matiza.

VETERANÍA

Durante sus más de treinta años dedicados a esta profesión ha participado en más de cincuenta exposiciones individuales y más de ochenta colectivas en distintos países de Europa y Asia. Su obra está presente en 23 museos. Arnáez sonríe al asegurar que es su “veteranía” el principal mérito que reúne para la concesión de este premio. “Los trabajos que he realizado a lo largo de mi carrera conforman un currículo que está en primera línea”, añade a continuación ya en serio.

Ha trabajado como grabador, ceramista y diseñador gráfico, aunque su verdadera pasión es “sin lugar a dudas la pintura”. “Es la disciplina que más he practicado y la que más satisfacciones me ha proporcionado. Las otras resultan muy gratificantes, pero todas ellas me han servido para implicarme aún más en la pintura”.

HARO

En mayo visitará a Logroño para recibir el premio. Dice, entre risas, que “me empadronaré”, por la ilusión que le hace este momento. De todas formas, suele viajar con cierta frecuencia a su ciudad natal, Haro. “Tengo familia y conozco a mucha gente. Además me lo paso muy bien. Cuando voy a Haro lo hago fundamentalmente para pasear por el cambo o beber vino en La Herradura”.

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