Los vinos no biológicos presentan restos de pesticidas
El trabajo, presentado en Bruselas, se basa en una muestra de 34 botellas de vino convencional procedentes de Francia (10 botellas), Alemania (10), Austria (7), Italia (3), Portugal (1), Suráfrica (1), Australia (1) y Chile (1), así como en el análisis de tres vinos franceses y tres austriacos de producción biológica.
Todos los caldos convencionales presentaban residuos de pesticidas, de 24 tipos diferentes y con una media superior a las cuatro sustancias por botella, lo que puede acarrear efectos potencialmente dañinos para la salud,
En 16 de ellas, las sustancias halladas están clasificadas como cancerígenas, mutagénicas o tóxicas para el sistema reproductivo o endocrino por la legislación europea o estadounidense.
“Y algunos de los pesticidas no catalogados como peligrosos también lo son”, afirmó el francés François Veillerette, coordinador del PAN, una red con la que colaboran entre otras organizaciones Greenpeace y Amigos de la Tierra.
En cambio, de los seis orgánicos o biológicos, sólo uno -un Borgoña francés- contenía restos de tales sustancias.
Entre los convencionales, el residuo más común es el pirimetanil -un fungicida clasificado como “posible” cancerígeno en EEUU pero no en la UE, según la organización- que apareció en 25 botellas.
La sustancia más nociva, la procimidona, otro fungicida que apareció en once botellas y que, siempre según el estudio, figura en la directiva europea sobre sustancias tóxicas como cancerígeno y dañino para los sistemas endocrino y reproductor.
AFACTA A TODOS LOS NIVELES
La salubridad del vino no guarda relación con su precio, a juzgar por los resultados del trabajo elaborado por el colectivo que recoge Ecoalimenta.
Entre los caldos analizados, figuran tres Burdeos -dos Pessac-Leognan y un Saint Ephese- que pueden llegar a costar más de 200 euros por botella. Los tres contenían pesticidas considerados tóxicos.
El récord de residuos correspondió a una botella procedente de Baden (Alemania), en la que se detectaron restos de diez sustancias, aunque sólo dos de son consideradas potencialmente nocivas por la legislación.
Pese a los mejores resultados de las viñas biológicas, los responsable del estudio no creen que la solución se halle en consumir sólo este tipo de productos.
“Los alimentos orgánicos sólo representan el 8 por ciento del mercado alimenticio. Y no podemos dejar de comer. Así que la solución pasa por hacer más limpia la producción convencional”, apuntó el británico Elliott Cannell, para quien el problema no se limita al sector vitivinícola.
“Casi la mitad de las frutas y hortalizas vendidas en la UE están contaminadas por pesticidas, y una de cada 20 contiene concentraciones superiores a los límites legales”, argumentó.
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