Falta de sueño

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Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Montreal en Quebec (Canadá) y publicado en 'Annals of Neurology', la revista de la Asociación Americana de Neurología, ha descubierto que la falta de sueño puede “precipitar” la aparición de sonambulismo en aquellos individuos con predisposición a padecer esta enfermedad y puede, por tanto, servir como una valiosa herramienta en el diagnóstico del trastorno.

Estudios más pequeños realizados antes que éste, demostraron que existe una relación entre el sonambulismo y los comportamientos agresivos, que podrían derivar incluso en homicidios. Sin embargo, seguimos sin pruebas concluyentes de que la falta de sueño pueda generar la aparición de este problema en los pacientes con predisposición genética.

Además, a diferencia de la mayoría de los trastornos del sueño, el sonambulismo en la actualidad se diagnostica en base al historial clínico del paciente, ya que no existe un método probado para confirmar el diagnóstico.

En el estudio publicado en 'Annals of Neurology' y dirigido por el investigador Antonio Zadra, participaron 40 pacientes con trastorno clínico del sueño que podrían estar relacionados con el sonambulismo entre agosto de 2003 y marzo de 2007. Todos los pacientes fueron examinados y grabados durante una noche en estado basal -el nivel de energía más bajo de un sistema físico- mientras dormían en un laboratorio. Al día siguiente, los participantes emprendieron sus tareas diarias y volvieron al laboratorio, donde se les mantuvo despiertos durante toda la noche.

A la mañana siguiente, dejaron dormir a los participantes, unas 25 horas después de la vigilia calculada que iniciaron la mañana del día anterior. Todos los pacientes fueron grabados en vídeo durante el sueño y los autores del estudio evaluaron su movimientos, desde jugar con las sábanas hasta levantarse de la cama, para determinar si tenían episodios de sonambulismo. También anotaron la complejidad de cada episodio en una escala de tres puntos.

Los resultados mostraron que, mientras que las grabaciones realizadas durante el estado basal del sueño de los participantes registraban un total de 32 alteraciones del comportamiento de 20 sonámbulos -el 50 por ciento-, la cámara captaba un total de 92 episodios de 36 pacientes, el 90 por ciento del total, durante el periodo de recuperación del sueño que siguió a la vigilia. Asimismo, la privación del sueño incrementó también la cantidad de sonámbulos que experimentó al menos un episodio complejo durante el sueño.

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