Un dominio estéril

La pelota ha sido, en esta ocasión, implacable y ha demostrado lo duro e injutso que puede ser el actual sistema del Parejas. Gonzalez y Barriola, dominadores absolutos del torneo, semifinalistas sin tacha, ganadores de todos los partidos de la primera ronda, se vuelven a su casa antes de poder jugarse el título.

Si los campeonatos se midieran por la regularidad, por la relación entre partidos ganados y jugados, ahí no habría duda. No puede haberla con una pareja que ha ganado diez de los once choques disputados. Al final, lo que ha acabado decantando la balanza en favor de Titín III y Laskurain en lugar de la otra pareja de Aspe ha sido el único punto negro (pequeñísimo) que Abel y Sebastien han tenido en el torneo: sí, han ganado todo, pero también han dejado que sus rivales les hiciesen demasiados tantos en contra.

Los finalistas se han decidido por ese average y, curiosamente, la otra mancha negra fue que en su único partido perdido en todo el torneo la pareja navarro-francesa cayese con estrépito. Se quedaron en 9 tantos ante Olaizola II y Mendizabal II y ya el pase a la final se les colocó demasiado cuesta arriba. Titín y Barriola habían llegado hasta el cartón 13 contra ellos, lo que obligaba a Gonzalez y Barriola a culminar sus semifinales con un marcador abultado ante Bengoetxea VI y Patxi Ruiz. De no lograrlo, dejaban demasiado margen a sus máximos rivales.

Al final, los de Aspe no pudieron ser los primeros en lograr ganar un campeonato sin ninguna derrota en su haber. Estuvieron cerca de lograrlo, pero fallaron en el momento más inoportuno. La suya es una historia cruel que, sin embargo, ha dejado un puñado de buenos momentos para el aficionado.