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“A través de la escultura hablo de las emociones más universales”

Rioja2

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La exposición de fotografía de la artista Naia del Castillo compila en la Sala Amós Salvador todas las ideas que esta mujer ha ido recabando a lo largo de siete años de trabajo. En torno a un gran espacio se dividen diferentes “habitaciones” que abarcan diversos temas en torno a emociones universales que ha plasmado del Castillo para mostrar al individuo, en este caso a la mujer.

Las imágenes de Naia del Castillo hablan de varios conceptos que a través esculturas realizadas por ella, y que luego plasma en fotografías, y la representación de mujeres reflejan las propias percepciones personales de la artista. La mujer en su obra es un “personaje recurrente” porque, ha apuntado “yo parto de mí misma; hablo de mi vida y de mí misma, y de mis obsesiones”. Es por ello que habla del entorno doméstico, del amor, el sexo, la soledad o la envidia. “En general -ha aseverado- de lo que a todos nos pasa, pero en este caso la fuente soy yo”. “Enviando mensajes un poco abiertos, pero desde el punto de vista de mujer”, ha concluido.

Del Castillo ha querido que la sala hablara del “paso del tiempo” que se divide en diferentes espacios que representan diferentes ideas de la artista con el fin de “abrir diferentes cajas del baúl”. Se define como escultora, a pesar de que emplee a su vez la fotografía, porque a través de ella habla de “emociones más universales”. Sin embargo, la escultura la completa con la fotografía para “introducir al individuo, darle una carga narrativa y sintetizar la idea de las piezas”

RECORRIDO

La primera de las salas recoge dos recreaciones renacentistas: Santa Bárbara de Robert Capmin, conocido como Maestro de Flemalle, y La Anunciación de Fra Angelico que se representaron en el Museo del Prado. Además, la Sala Amós Salvador acoge en su interior una pieza inédita, que se expone por primera vez y es el último trabajo compuesto por del Castillo. Lleva por título El árbol seco y se trata de dos piezas en mármol rosa, en la que se recoge el dibujo de un árbol sin hojas y un plano de un reloj de arena que versa sobre el paso del tiempo, “de una mujer que deja de ser niña y se agarra al paso del tiempo”, ha asegurado.

Otra de las obras llamativas es Tiro con arco, en la que se trata el tema “de la interdependencia entre del entorno que nos rodea y nosotros mismos. Sobre cómo el entorno nos cambia y nostros cambiamos al entorno”. Avanzando en el recorrido, la artista ha destinado un espacio, que contiene las obras más recientes, para retomar el concepto de la posesión. Así se puede apreciar en la obra La Urraca, una imagen que refleja el concepto en torno al deseo de poseer y como te ofreces a cambio, representando a mujeres que muestran “la avaricia, la acumulación y la posesión” utilizando objetos como el oro, la plata y el rubí.

A continuación de este espacio, la exposición se abre a otro con ilustraciones que presentan cabezas de diferentes mujeres y hombres cubiertas por su cabello. Del Castillo lo define como “cráneos que están encerrados en sí mismos”. Además junto a las imágenes en el centro de la sala está esculpido un lecho de cráneos que simboliza un “lecho de muerte” que se transcribe en “la dominación absoluta del deseo de poder, dominio y posesión”.

La última de las salas alberga varias obras como por ejemplo, Luciérnaga II en la que se representa a “mujeres luciérnagas que emiten luz”, utilizando esa luz “como reclamo de atención”. Además, para esta exposición ha aseguardo que ha autilizado “mucho la tela y el vestuario”, como “una traslación de lo que somos nosotros” empleando diferentes ideas a través de cada uno de los tejidos, objetos y colores para transmitir el efecto y el concepto deseado por la artista.

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