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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Festival de vinos

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La ya tradicional presentación de las añadas de PROVIR ha batido récords este año, con 30 bodegas de sus 40 asociadas dando a probar sus vinos a un público también más numeroso en cada edición.

Desde las 7 de la tarde, muchos jóvenes y otros no tanto iban pasando a recoger su copa de Rioja, previo pago de 6 euros, que permitía degustar más de 100 vinos.

Porque, si bien está plateado como la presentación de la añada en curso (en este caso 2007), algunas bodegas ofrecen también su crianza y otros vinos especiales. Este hecho, sumado a que muchas elaboran tinto, blanco y rosado o clarete, da una media de tres vinos por bodega.

Ante la imposibilidad física de probarlo todo, el público va seleccionando los vinos que desea probar, generalmente guiado por referencias sobre una marca o un tipo de vino. Los cubos colocados en cada stand se van llenando de desechos, lo que muestra que, por lo general, se prueba el vino pero no se apura la copa.

Puestas las manos a la obra, comenzamos por el rosado de Ilurce, que mostraba, al igual que más tarde el de Tobía, que sus responsables han podido ‘domesticar’ en bodega la difícil cosecha de 2007.

A continuación quisimos probar ‘Soros’ 2006, el vino de autor de Martínez Corta, que llevaba “cuatro días en botella”, según explicaba el director técnico de la bodega. No le va a la zaga al de 2005, que mereció Medalla de Oro en Bacchus y de Plata en Mundus Vini.

A continuación, viaje a David Moreno para probar su ‘Vobiscum’ 2003, que elabora con uvas de sus viñas más viejas. Parada en César del Río para catar el clarete que, como explica su propietario, se caracteriza por un punto ácido y es el favorito de los consumidores del País Vasco. “Para ellos, el clarete, siempre de Cordovín”.

A continuación probamos dos crianzas de 2005, el de ‘Finca Manzanos’ y el ‘Legado de Viteri’, cambiando a continuación de registro con el ‘Murmurón’ de Sierra Cantabria, probablemente el Rioja más popular de maceración carbónica. Marcos Eguren, que este año se acercó al evento, comentaba que la iniciativa de PROVIR es muy positiva para fomentar la afición al vino.

En Tobía, además de su Rosado probamos el ‘Tobía Selección’ 2005, que está en la línea de calidad de toda su gama. José Sanz Vergara nos confirmaba que están vendiendo muy bien el rosado en Reino Unido, donde ha crecido enormemente el consumo de este tipo de vino.

Última parada en Consejo de la Alta, donde probamos el semicrianza ‘Novo’ 2006 y no pudimos catar ‘Matiz’ 2007, el vino que elaboran con supervisión de un rabino para la comunidad judía de Estados Unidos. “Apenas nos han dejado algunas botellas de muestra”, explicaba Ana Frías refiriéndose a ElviWines, la empresa catalana que les ha comprado 12.000 botellas para Norteamérica.

JOVENES Y VINO

Ni los cuerpos ni el acto daban más de sí porque, como explica la directora de PROVIR, trabajan por un consumo moderado y responsable, de manera que a las 10 en punto se apagan las luces y se da por finalizado el acto.

Concha Peñaranda estaba muy satisfecha con la participación de las bodegas y de público. Con las primeras, porque “la mayoría tienen su mercado fuera de aquí y hacen un esfuerzo con su presencia” y con el público, porque aumenta cada año, con una destacada asistencia de jóvenes.

Aunque pudiera parecer que éstos acuden por la posibilidad de beber mucho por 6 euros, lo cierto es que se muestran interesados por saber de vino y son selectivos, por lo que abandonan el recinto sin mostrar signos de embriaguez.

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