Dudas resueltas

Rioja2

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Muchas eran las dudas que había entorno al partido que este domingo jugó el Logroñés ante el Peña Sport. La primera y más importante cuestionaba la capacidad blanquirroja para reencontrarse con la victoria después de cinco semanas atorados en el empate (cuatro tablas y una derrota en los últimos compromisos). Se resolvió en la segunda parte con el tanto de Raúl García.

Esa era vital. El resto, accesorias ellas, se fueron despejando con el transcurrir de la tarde. Comenzó despejándose la de la afición. Respondió bien (incluso muy bien) cuando los jugadores, ya de blanquirrojo, saltaron al césped del Municipal. Sin un 'aplausómetro' a mano, sí que la ovación que se llevaron los jugadores del Logroñés tuvo un tono emotivo. Fue una de las más sonoras, acompañadas de confeti en una especie de agradecimiento a su ganas de ayudar, también, en el apartado institucional. La declaración de 'logroñesismo' también llegó. Lo hizo sobre todo en la segunda parte y a ritmo de los Gipsy King: “Obi, oba, cada día te quiero más, obi, obi, obi, oba...”.

Lo que también se notó es que la semana ha pasado factura en la grada. La de ayer fue una de las entradas más flojas del curso. La amenaza del 'día del club' y el desengaño que muchos han asumido esta semana (quizá también influyó la excelente tarde) dejó al Municipal con menos de un millar de aficionados. Unos 800 se cuantificaba en la zona de prensa.

Otra de las accesorias, y previsible también, era la presencia de Juan Hortelano en Las Gaunas. El presidente parece sentirse más cómodo en los partidos a domicilio (Cuenca, por ejemplo) y ayer volvió a premiar a la afición sin su presencia en el palco de autoridades.

La última duda que rondaba en el ambiente del Municipal, era la actitud de los propios jugadores. Ahí la afición no puede tener quejas. Pese a que los problemas económicos siguen siendo acuciantes, pese a que el sueldo de enero probablemente no llegue hasta junio (si llega), pese a todos los peros, la plantilla respondió. Nadie se escondió, todos hicieron su trabajo y acabaron celebrando una victoria vital en una carrera en la que su única recompensa, de momento, es la satisfacción del trabajo bien hecho.

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