Repuestos duraderos

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Los especialistas en trasplantes tienen un nuevo reto: lograr que el órgano trasplantado dure el mayor tiempo posible. Los medicamentos de la familia de inhibidores de la señal de proliferación (ISP) pueden ayudar a alcanzar ese objetivo.

Acaba de celebrarse el III Fórum de los Inhibidores de la Señal de Proliferación (ISP: everolimus y sirolimus), una reunión multidisciplinar en la que nefrólogos y cardiólogos de toda España, discutieron y debatieron sobre las cuestiones más actuales relacionadas con el trasplante y con la utilización de fármacos ISP. En esta reunión, se presentaron los resultados del estudio epidemiológico ICEBERG en trasplante renal y cardíaco, así como se in-tercambiaron experiencias entre los asistentes a la reunión.

Según el Dr. Josep Mª Campistol, jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Clinic de Barcelo-na, y coordinador del Fórum, “la reunión ha sido muy interesante, ya que después de algunos años de utilización de los ISP, estamos ahora adecuando su utilización, y a partir de aquí los resultados tienen que ser francamente mejores. Esto supondrá aumentar la supervivencia del injerto del paciente trasplantado”.

La jornada comenzó con una exposición de la Dra. G. Einecke, del hospital de Alberta en Canadá, sobre las nuevas tendencias en el tratamiento de la disfunción crónica del injerto, explicando la aplicación de técnicas de biología molecular, “que en un futuro próximo nos pueden ayudar a conocer la biopatología de este daño crónico”, señaló el Dr. Josep Mª Campistol.

Estudio ICEBERG

“Es un estudio epidemiológico que evalúa la disfunción renal en pacientes trasplantados. El nombre de este estudio indica que en el campo de la nefropatía crónica y en general en el del trasplante, existe una parte que todos vemos, pero la parte más importante se desconoce tanto desde el punto de vista fisiopatológico como el diagnóstico”, introdujo el Dr. Campistol.

El Estudio Iceberg, realizado en trasplante renal y trasplante cardiaco, constituye un primer paso en el conocimiento de la práctica clínica y de la evolución a medio-largo plazo de la función renal del paciente trasplantado, con el fin de conocer lo que realmente le ocurre al paciente, analizar la práctica clínica diaria, y a partir de ahí, modificarla para mejorar los resultados a medio-largo plazo. Con estos datos, “hay que intentar mejorar la atención al paciente, el conocimiento de este deterioro crónico, y con ello mejorar la supervivencia del paciente y del injerto”, apuntó el Dr. Campistol.

El estudio demuestra que la detección de la NCI suele ser tardía, lo que indica que el cambio te-rapéutico hacia un ISP se debe hacer cuanto antes para minimizar el riesgo de NCI. Además del Iceberg, existen numerosos estudios con la suficiente evidencia clínica que demuestran que cuando introduces un ISP, lo haces correctamente y en tiempo adecuado, los resultados son francamente favorables. Por tanto, “debemos anticiparnos en el diagnóstico y la detección de la nefropatía crónica, y los cambios en la inmunosupresión tienen que ser anteriores, si queremos mejorar la perspectiva del trasplante”, concluyó el Dr. Campistol.

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