Tras la arquería de Madinat Al Zahra

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Una recreación del Salón Rico de Madinat Al Zahra, la ciudad-palacio levantada a ocho kilómetros de Córdoba por el califa omeya Abderraman III en el año 936, recibe al visitante a su entrada en La ciencia en el mundo andalusí. La arquería decorada profusamente de atauriques sorprende e invita al visitante a transportarse a la España del Al Andalus.

El país que asumió, entre otras muchas cosas, los ingenios árabes para la medición del tiempo y la observación de constelaciones y estrellas. A ello, se dedica el segundo espacio expositivo, el observatorio astronómico, donde los astrolabios comparten espacio con una cátedra (sillón usado por los sabios ansalusíes) y relojes de curioso funcionamiento.

Una biblioteca, estudio médico y laboratorio de alquimia protagoniza el tercer punto de la muestra. En él, el fuerte olor del azufre se mezcla con la reproducción de facsímiles médicos e instrumentos quirúrgicos ingeniados entonces como el fórceps o la jeringuilla. La alquimia, desarrollada a partir de la búsqueda de la transformación de los metales en oro, y la búsqueda de la piedra filosofal también se encuentra presente.

Un jardín botánico devuelve al visitante del interior de los gabinetes científicos al exterior de la vida del Al-Andalus. La recreación de una gran noria de agua, otro de sus ingenios, ocupa un lugar de excepción. No en vano, la ingeniería hidráulica fue ampliamente desarrollada por los andalusíes. Ello contribuyó a un florecimiento agrícola por toda la península. Con frecuencia, jardín botánico, agricultura y centros sanitarios se podían hallar cerca unos de otros, ya que lo investigado en el primero repercutía en los otros dos. En la muestra, se puede apreciar, un mapa, donde el visitante puede comprobar que también en La Rioja, concretamente en Alcanadre, existía uno de estos jardines.

En un cuarto lugar, una pequeña muestra de una estancia de la Alhambra granadina sirve de marco para que el visitante pueda apreciar los mocárabes y su proceso de realización, tan complejo que exigía un gran conocimiento matemático que hoy todavía es difícilmente imitable.

Por último, en una quinta estancia todo elemento encuentra su sitio y aplicación real. Ingenios en navegación o una recreación de la cámara oscura -precedente de la cámara fotográfica- acompañan una pantalla informativa en la que uno puede consultar las recetas andalusíes para el dolor de garganta o, por ejemplo, la belleza del cutis.

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