Alcoholismo, tercera causa de enfermedad en España

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En la población general (entre 15 y 64 años), las drogas legales son las más consumidas. En el 37% de los accidentes de tráfico mortales, el conductor presenta ingesta elevada de alcohol. Se trata de la tercera causa de enfermedad (9.2%), después del tabaco (12%) y la hipertensión arterial (10%).

En el 60% de los casos de violencia de género, el agresor ha consumido alcohol como sustancia que facilita desinhibir la conducta. El 33% de los adolescentes que acude a la consulta del médico de familia se ha emborrachado en el último mes.

Los datos disponibles señalan que el 40% de personas con consumo de riesgo disminuyen su ingesta de alcohol después de una intervención del médico de familia. Se recomienda la exploración sistemática del consumo de alcohol, como mínimo cada dos años, a partir de los 14 años. “Esto debería hacerse al abrir toda historia clínica, al actualizarla o ante cualquier indicio de sospecha”, aclara el doctor Zarco, responsable del Grupo de Intervención en Drogas de semFYC, la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria.

La cocaína y el cannabis son las drogas cuya prevalencia de consumo ha aumentado de forma más clara en la última década. Este incremento se observa en todos los segmentos de población y es más acusado en jóvenes y adolescentes. Uno de cada tres menores de 16 años ha consumido alguna vez cannabis y el 8% de los jóvenes entre los 15 y 24 años afirma haber tomado éxtasis en algún momento de su vida.

Todos estos datos ponen de relieve que el primer contacto con la droga se produce a edades muy tempranas, factor que incrementa el riesgo de problemas asociados al consumo y de dependencia.

Según el doctor Zarco, la intervención del profesional de atención primaria debe centrarse en ofrecer orientación a aquellas familias que viven en circunstancias que puedan favorecer el desarrollo de problemas relacionados con los consumos de drogas, procurando lograr una detección precoz del problema. “Las administraciones sanitarias deben utilizar tanto los recursos disponibles en los centros de salud como el conocimiento y habilidades de los médicos de familia en el abordaje de estas situaciones de riesgo, sobre todo entre los más jóvenes. Debemos aprovechar las oportunidades que se presenten para así poder investigar posibles consumos y adecuar el consejo a la situación detectada. Un consejo que debe estar fundamentado en una información científicamente contrastada y que sea capaz de promover cambios hacia conductas más saludables”.

La situación del médico de familia en la puerta de acceso al sistema nacional de salud es clave para la detección precoz de estos problemas. “Por su cercanía y accesibilidad, este profesional es la primera persona con la que suelen contactar las personas con trastornos asociados al consumo de drogas y, además, podemos asegurar la continuidad asistencial en toda la evolución del paciente y un abordaje integral del problema”, explica el doctor Aguilera, presidente de la semFYC.

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