La Cuenca del Ebro sufre la peor sequía del último lustro

Europa Press

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El presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), José Luis Alonso, aseguró el lunes que la situación de sequía en el conjunto de la cuenca es “francamente mala” ya que está dentro de “uno de los peores quince años de cada cien” y es el peor de los últimos cinco años, periodo en el que, además de éste, ha habido dos años de sequía, concretamente, en los años hidrológicos 2004-2005 y 2005-2006.

Alonso precisó en rueda de prensa que la situación en las cabeceras de los ríos es de emergencia en prácticamente toda la cuenca e igualmente en la zona de los embalses, donde están ubicados los grandes y pequeños regadíos. El presidente de la CHE presidió esta mañana la Comisión Permanente de Seguimiento de la Sequía del Ebro, donde están representadas administraciones, usuarios y comunidades autónomas.

“La situación de la nieve tampoco es buena” puesto que la reserva es igual a las dos terceras partes de la media de los últimos cinco años. A pesar de esto, Alonso afirmó que para este año “están garantizados los usos de abastecimiento en grandes y medianas poblaciones”, aunque puede haber algún pequeño núcleo que ya esté teniendo problemas o los vaya a tener en el caso de que se abastezca de acuíferos superficiales.

Los usos agrícolas están garantizados en la mayor parte de la cuenca en el caso de los cultivos de invierno, para los que hay “el agua justa”, mientras que “no tenemos agua embalsada para afrontar las cosechas de verano”. “Estamos a la espera de que vengan los temporales de primavera y cambie la situación”, subrayó.

Las subcuencas en situación de emergencia son la Cuenca del Najerilla-Tirón (La Rioja); la Cuenca del Segre (Lérida); la Cuencas del Ésera y Noguera Ribagorzana (Huesca y Lérida); y las Cuencas del Gállego-Cinca (Huesca).

Con índices de alerta se hallan las Cuenca del Iregua (La Rioja); Cuenca del Guadalope (Teruel y Zaragoza); Bajo Ebro (Mequinenza -Zaragoza-); Cuencas del Aragón y Arbas (Navarra y Zaragoza), y Cuencas del Irati, Arga y Ega (Navarra).

Las subcuencas con índices de prealerta son la Cuenca del Aguas Vivas (Teruel) y del Segre (Lérida), mientras que la situación es normal en las cuencas del Bayas, Zadorra e Inglares y en el Eje del Ebro, hasta Mequinenza, embalse este último que, no obstante, “nunca ha estado tan bajo en esta época del año como ahora”, comentó José Luis Alonso.

Desde la CHE aportaron como dato positivo que se podrá contar con el apoyo de caudales procedentes del embalse de Itoiz, en la Cuenca del Aragón, y gran parte de las cuencas de la margen derecha poseen reservas gracias a la pluviometría registrada en el mes de diciembre, a excepción del río Guadalope, que está en situación de alerta. En concreto, es normal el estado de los afluentes desde el Leza hasta el Huecha y en los ríos Jalón; Huerva; Martín y Matarraña.

ESCASEZ DE LLUVIAS

El presidente de la CHE explicó que según las lluvias caídas desde principios de septiembre, “estamos entre un 50 y 75 por ciento” de la pluviometría normal, aunque “en algunos casos por debajo del 50 por ciento”, mientras que “si se añaden los meses de mayo a agosto, que fueron también de sequía, en el conjunto de la cuenca estamos con unas lluvias de entre el 30 y el 60 por ciento”.

Esta situación de sequía climática ha provocado una situación de sequía hidráulica,

situándose en estos momentos las reservas de los embalses en el 46,4 por ciento, con 3.437 hectómetros cúbicos embalsados, frente al 60,8 por ciento de agua embalsaba que había el año pasado, con 4.504 hectómetros cúbicos.

En cuanto a los usos hidroeléctricos, Alonso señaló que siguiendo los consejos de la anterior Comisión de Sequía ha reducido la turbinación y están produciendo el 40 por ciento de la energía de un año medio en Aragón.

MEDIDAS DE ACCIÓN

El presidente de la CHE informó de que la Comisión decidió el lunes por unanimidad solicitar al Gobierno de la nación un decreto de medidas extraordinarias por sequía en la Cuenca del Ebro. Además, a propuesta de la Confederación, se aprobó reducir los caudales de salida de los embalses en las cuencas más afectadas.

El objetivo de esta última medida es reservar caudales de mantenimiento para el estiaje, según precisó Alonso, medida que fue apoyada por toda la Comisión salvo por uno de los representantes de los ecologistas, Pedro Arrojo, que se abstuvo.

El presidente de la CHE comentó que la reducción se realizará de forma escalonada y con control ambiental conjunto entre el Organismo y las comunidades autónomas afectadas. Además, ambas administraciones realizarán un seguimiento ambiental de las situaciones de 'stress hídrico' sobre las comunidades naturales, lo que servirá para el futuro Plan Hidrológico de la Demarcación.

Así, en el embalse de Yesa, se reducirá de forma escalonada su caudal de salida desde los cinco metros cúbicos por segundo actuales a los 3,5; en la Cuenca del Gállego, se pasará de los 3,5 a los 2,5; en Rialp, en la Cuenca del Segre, de los 3,6 a los 2,5, mientras que en la Cuenca del Najerilla la reducción de caudales se adoptó ya en enero y las salidas se mantienen en el entorno de los 0,2 metros cúbicos por segundo.

En la cuenca del Iregua, se propone ajustar las salidas desde González Lacasa y Pajares a un total de 0,6 metros cúbicos por segundo, y en el Delta del Ebro se mantendrán los caudales recogidos en el Plan Hidrológico Nacional, intentando ajustarlo lo máximo posible al límite de cien metros cúbicos por segundo.

OTRAS MEDIDAS

La Comisión aprobó, asimismo, incrementar los controles en la cuenca para evitar las detracciones de caudales y para vigilar los vertidos de las grandes industrias. En este marco, se solicitará a las grandes empresas y a las estaciones depuradoras municipales que dentro del control de vertidos intensifiquen los procesos de depuración para poder cumplir con los objetivos de calidad establecidos para los diferentes tramos de cada río.

Además, se van a acelerar los sondeos de pozos de investigación, especialmente en el Bajo Gállego “para conocer la posibilidad de abrir pozos de emergencia en caso de ser necesario”, dijo Alonso; y se realizará el análisis económico de las consecuencias de la sequía, concretando posibles medidas de la administración “para paliar esos efectos negativos, incluyendo la propuesta de aprobación de un decreto ley de ayudas”.

Otra de las medidas aprobadas es que la CHE estudie, a petición de las comunidades autónomas y otras administraciones competentes, solicitar al Ministerio de Medio Ambiente la realización de algunas obras de emergencia que sean necesarias para incrementar los caudales para abastecimiento de pequeños núcleos.

También se solicitará a las comunidades de regantes “que distribuyan el agua con criterios de eficacia y equidad, protegiendo la subsistencia de la ganadería y los cultivos permanentes”; y se van a estudiar las ventajas e inconvenientes de la creación de centros de intercambio de agua y los contratos de cesión de derechos. En relación con la cesión de derechos, Alonso aclaró que “no hay unanimidad sobre cómo hacerlo” por lo que se va a estudiar los diferentes sistemas desarrollados en España hasta ahora.

Finalmente, se va a pedir a los ayuntamientos que planteen campañas de ahorro de agua y de concienciación “para que eviten los vertidos en los colectores de residuos domésticos e industriales que sean contaminantes” y se creará un grupo de trabajo que planee medidas estructurales, normativas y de gestión que se incluyan en el Plan Hidrológico de la Demarcación y permitan preparar la siguiente sequía, formado por comunidades autónomas, usuarios, ecologistas, universidades, centros de investigación y coordinado por la CHE.

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