RSF denuncia la situación en la que vive un periodista preso en Eritrea

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La situación de los presos en el campo penitenciario conocido como 'Eiraeiro', situado en la localidad de Gahtelay de Eritrea, es alarmante. Concretamente Reporteros Sin Fronteras ha hecho público en una nota la situación del periodista independiente eritreo Seyoum Tsehaye, último galardonado con el Premio Reporteros Sin Fronteras-Fundación de Francia, que se encuentra retenido en este lugar.

RSF, informado a través de una fuente eritrea que ha tenido acceso a esta cárcel en la que también se encuentran internados numerosos responsables políticos y otros periodistas, “exhorta a los países miembros” de la Cumbre de Jefes de Estado de la Unión Africana que se celebrará entre el 31 de enero y el 2 de febrero a “intervenir con Eritrea”. Además RSF ha pedido a la Unión Europea que “adopte sanciones individuales para los responsables de la cárcel”, en la que han muerto nueve presos desde 2005.

Para acceder al centro penitenciario hay que atravesar varios controles en los que los soldados armados registran todo al detalle para que puedan permitir el acceso al lugar. Además el perímetro del propio campo está señalado en un lado por unas filas de hierro con púas y hacia el norte por un campo de minas. Una vez en el interior del recinto los presos, con los pies descalzos, son escoltados y transportados a las celdas con la prohibición de mirar o hablar a otros detenidos o guardias.

Durante la primera jornada a los presos se les tiene con luz eléctrica y aislados totalmente. Algunos de ellos están atados de pies y manos. Cuando no se encuentran en el interior de las celdas son conducidos a las salas de interrogatorios en las que muchos son torturados, atados y apaleados con látigos de plástico. Además los reclusos comen dos veces al día sólo tres tipos de comida (sopa de lentejas, legumbres o patatas), y también les dan un vaso de té por las mañanas y seis trozos de pan. Sólo tienen derecho a beber un litro de agua al día, que puede aumentar la cantidad si el preso tiene una prescripción médica. Pero el agua tambén escasea para la higiene personal y para lavar la ropa, ya que el administrador abre los grifos de las celdas 20 minutos por semana para realizar las dos tareas.

Las celdas son de espacio muy reducido y permanecen iluminadas las veinticuatro horas del día por bombillas colocadas detrás de un círculo de plástico opaco. Están cerradas por puertas de metal numeradas, en las que se ha colocado un visor de diez por diez centímetros, a través del cual los guardianes pasan la comida a los presos. También cuenta con un agujero en el suelo que hace las veces de aseo, y encima de él hay un grifo de agua, que sólo funciona 20 minutos a la semana.

Reporteros Sin Fronteras afirma que el campo penitenciario 'Eiraeiro' es una “vergüenza” para Eritrea y para África y recuerda ante el acercamiento de la Cumbre de la Unión Africana que los Jefes de Estado “no pueden ignorar que el gobierno eritreo es de una crueldad inaudita con todos cuantos considera potencialmente peligrosos para su supervivencia”.

Asimismo, a la luz de estas informaciones, RSF “recomienda a los Jefes de Estado de la UA y de las grandes democracias que que convoquen al Embajador de Eritrea en sus países respectivos, para manifestarle su indignación ante el inhumano trato que se da a los presos políticos, y pedir su libertad. Las cancillerías de la UA y de los demás Estados democráticos deberían exigir también que cese la extorsión organizada por las embajadas eritreas, para financiar al gobierno de Asmara”. Además RSF solicita a la UE que “proceda a imponer sanciones individuales a los principales responsables de la represión, y de los campos de prisioneros”.

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