Tres de los islamistas de Barcelona están huidos

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Tres de los seis presuntos suicidas relacionados con la célula islamista desarticulada el día 19 de enero en Barcelona no pretendían atentar en España y podrían encontrarse en la actualidad en paradero desconocido, según han informado fuentes jurídicas. El fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, precisó ayer que los presuntos yihadistas dispuestos a inmolarse en la Ciudad Condal eran un total de seis y no de tres como figuraba en el auto del juez Ismael Moreno.

El citado auto ponía de manifiesto que las personas a las que se encargó la comisión de los atentados fueron los tres paquistaníes Mohamed Shoaib, Mehmooh Khalib y Imram Cheema, que llegaron a Barcelona “en fechas recientes”. El primero de ellos en trasladarse hasta Barcelona fue Khalib que llegó el 8 de octubre de 2007, seguido por Shoaib que llegó el 12 de noviembre. Cheema, por su parte, se desplazó entre mediados de diciembre y principios de enero de 2008.

PRUEBAS

La información sobre los tres presuntos suicidas que no han sido detenidos partió del testigo protegido por los servicios secretos franceses que permitió desarrollar la operación policial. A pesar de ello, las citadas fuentes judiciales avanzaron que existen pruebas que respaldan su testimonio, que también fue corroborado por tres de los detenidos en sus declaraciones en el Juzgado Central de Instrucción número 2.

En relación con los lugares donde supuestamente se iban a cometer los atentados, las citadas fuentes reiteraron que éste se iba a realizar en algún medio de transporte de Barcelona, sin poder concretar si el verdadero objetivo del ataque iba a ser la red de metro.

Sobre los explosivos, las fuentes jurídicas consultadas se remitieron a lo que figura en el auto del magistrado. Moreno aseguraba que en los registros practicados se habían incautado nitrocelulosa y elementos mecánicos y eléctricos, aptos para la construcción de uno o varios artefactos explosivos.

No obstante, el magistrado precisaba que el material incautado “carecía de la suficiente potencia destructiva para la comisión de un atentado con garantías de causar estragos” y supone que este material podría haber sido empleado “para la enseñanza en la manipulación de artefactos caseros que limitaran el riesgo para la integridad física de sus manipuladores”.

A pesar de ello, las fuentes consultadas insistieron en la inminencia del atentado, y se remitieron de nuevo al auto en el que el juez destacaba que de las investigaciones llevadas a cabo permitían “inferir” que los integrantes de la célula terrorista desarticulada “pretendían llevar a cabo diversas acciones terroristas suicidas el pasado fin de semana (18-20 de enero) en transportes públicos de la ciudad de Barcelona”.

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