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Arbacares recurre judicialmente la normativa de distancia de bares

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La asociación de hosteleros Arbacares, con el apoyo de Comercio Unido de La Rioja (CUR) y de la asociación Logroño Sin Ruido, ha presentado un contencioso administrativo para que se suspendan las licencias concedidas a bares en Logroño amparadas en la nueva normativa de distancias entre establecimientos.

El asesor legal del Arbacares, Enrique Arévalo, y el presidente de esta asociación Aurelio San Casimiro, han ofrecido este miércoles una rueda de prensa para explicar esta cuestión, junto al gerente de CUR, Miguel Rosel, y al vicepresidente de Logroño Sin Ruido, Fernando Mangado.

Este recurso persigue, principalmente, la suspensión de las licencias solicitadas desde que se aprobó la nueva normativa, alrededor de cincuenta según Arbacares, aunque creen que hasta que el número puede llegar a 200 cuando el Ayuntamiento de Logroño complete todos los trámites para derogarla, dentro de unos 3 meses. No obstante, Arévalo ha admitido que posiblemente ninguna de esas licencias llegue a concederse “porque tienen una tramitación larga y complicada” y porque “la Ley estipula que cada una se conceden en base a la normativa que hay en el momento de hacerlo” con lo que “cuando llegue ese trámite, el Ayuntamiento habrá revocado ya sus normas sobre distancias para volver a lo anterior”.

Aún así han reclamado que su recurso sea abordado por trámite de urgencia y, de hecho, el juzgado ya ha reclamado información sobre el caso al Ayuntamiento y al Gobierno regional. “Hemos creído que hay que recurrir la norma” y si en este periodo se concede alguna de las licencias solicitadas “creemos que cada empresarios que se vea afectado podrá impugnarla” ya que “el proceso -si hay recursos- puede ser largo y si algún bar de esos abre puede verse dentro de cinco años con la obligación de cerrar y el Ayuntamiento debería indemnizarle”.

Consideró que hasta que el Ayuntamiento cambie la norma “nos podemos encontrar con 200 solicitudes de licencia” y cada una de ellas, en caso de fructificar, puede repercutir de forma negativa en cinco de los bares que ya existen. Además, según subrayó, la anulación de distancia entre bares repercutirá negativamente en los derechos de traspaso de los ya existentes que, en el centro de la ciudad, suponen unos 300.000 euros por establecimiento; según sus cálculos el volumen global de esta medida puede ser de más de cien millones de euros.

Arévalo considera que la derogación de la distancia entre bares responde “a la ambición personal de un grupo de empresarios que se sirve del sector” y que están integrados en la federación de hostelería de la Federación de Empresarios de La Rioja (FER). En este sentido cree “poco presentable” que la FER respalde esa postura ya que “según esa postura, en breve pedirán la liberalización total de horarios comerciales o la libertad de implantación de grandes superficies”.

Miguel Rosel, de CUR, ha explicado que con el cambio de normativa “se menospreció a todo un sector que dinamiza al comercio” mientras que Fernando Mangado ha subrayado que Logroño Sin Ruido “no está en contra de los bares pero sí de su saturación”.

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