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Vino sin etiqueta alimentaria
En el documento presentada ayer en Bruselas por Elena Espinosa se recuerda que en la nueva OCM del vino se acordó, explícitamente, que “los elementos utilizados en la elaboración de vino, bajo las prácticas enológicas autorizadas, no deberían estar sujetas al etiquetado obligatorio”.
La iniciativa viene respaldada por los principales productores comunitarios del vino y, a nivel nacional, cuenta con el apoyo de la Federación Española del Vino (FEV) y la Asociación de Bodegas de Vinos de España (AVIMES).
El secretario general de la FEV, Pau Roca, ha declarado que “el vino es producto de un sólo ingrediente, la uva de vinificación”, que se somete a un proceso controlado en el que, a veces, es necesario añadir ciertos componentes para, por ejemplo, estimular la fermentación, como las levaduras, “pero que no se pueden considerar ingredientes como tales”.
“No hacemos cocina con el vino”, asegura Roca, para dejar claro que algunos de estos componentes desaparecen en el proceso de elaboración del vino, y ha insistido en que este no es fruto de una receta que suma de ingredientes, ya que “el mosto, de forma espontánea, fermenta y se convierte en vino”.
Para controlar este proceso son precisas una serie de prácticas enológicas, que están reguladas, así como los componentes o sustancias que se utilizan en la elaboración del vino, por lo que Roca no ve necesario detallarlos en el etiquetado como ingredientes.
El secretario general de la FEV ha recordado que, hace seis años, la propia Federación impulsó el etiquetado de alergenos presentes en el vino, como los sulfitos, las caseínas o la clara de huevo, “aunque fueran naturales, por la seguridad del consumidor”.
Por su parte, el secretario general de AVIMES, Rafael Puyó, ha señalado que “la ley especial es superior a la general (etiquetado alimentos)”, en referencia a que las prácticas enológicas están reguladas en la propia Organización Común de Mercado (OCM) del vino.
Puyó recomienda al Gobierno español que aproveche la ocasión para lograr que se homogeneicen las advertencias sanitarias en el etiquetado del vino, quitando “aquellas alegorías médico sanitarias que son obvias” si se aboga por un consumo responsable y moderado.
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