Contra el golpe de calor

Europa Press

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Un equipo de científicos del Instituto de Investigación e Innovación en Biongeniería (I3B) de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) está estudiando nuevos biosensores para prevenir la deshidratación y el golpe de calor en la práctica deportiva. El proyecto se centra en aquellos segmentos de la población especialmente propensos a sufrirlos, como diabéticos, obesos o personas mayores, entre otros, informaron fuentes de la institución académica.

Actualmente, en el mundo hay más de 194 millones de personas con diabetes, y la previsión es que esta cifra aumente hasta los 333 millones en 2025. Por otro lado, la obesidad afecta ya a cerca del 15 por ciento de la sociedad; y Europa continua envejeciendo -se estima que en 2020 una de cada cinco personas de la UE supere los 65 años de edad-, subrayaron las mismas fuentes.

Estos datos ponen de relieve la necesidad de fomentar y facilitar la actividad deportiva para estos colectivos. Sin embargo, la aparición de posibles problemas de salud frena a mucha de estas personas a hacer deporte, de ahí la importancia de desarrollar nuevas tecnologías que aseguren un ejercicio físico saludable.

En este sentido, los investigadores de la Politécnica ya han puesto a punto en sus laboratorios, de forma preliminar, la técnica de medida y un dispositivo de análisis de reducido tamaño -100 veces menor que los sistemas tradicionales de medida- basado en reacciones enzimáticas y sistemas ópticos, que permite medir las concentraciones de iones sodio y potasio en el sudor. Esta información resulta fundamental para prevenir posibles efectos negativos en el deportista, tales como la deshidratación y el golpe de calor.

Ahora, las investigaciones del I3B se centran en la integración en un biosensor de las técnicas previamente desarrolladas, y en el perfeccionamiento de los sistemas auxiliares con el objetivo de disponer de un instrumento portátil, de fácil uso, tamaño reducido y bajo coste que sea capaz de monitorizar los cambios en la composición del sudor. De este modo, se avanzará mucho más rápida y eficazmente en el conocimiento de la respuesta fisiológica del usuario en situaciones de riesgo térmico.

El “objetivo último del proyecto es el establecimiento de criterios y procedimientos que permitan el control de la deshidratación y la anticipación del golpe de calor durante la práctica deportiva en segmentos poblacionales de riesgo”, apuntó el coordinador de la iniciativa, Ángel Montoya.

Según explicó el investigador del I3B, existen umbrales en las concentraciones de los iones sodio y potasio que, si se traspasan, pueden provocar el golpe de calor en la persona que está haciendo deporte.

Así, los dispositivos en los que están trabajando los científicos de la UPV permitirán conocer in situ la concentración de estos iones, de modo que ante una aproximación a dichos umbrales, se active una señal de alarma que avise al usuario, para prevenirle de posibles riesgos.

“El objetivo es que la persona que está haciendo deporte sepa lo antes posible cuándo corre el riesgo de sufrir un golpe de calor, y pueda así decidir sobre la continuidad y la intensidad de su actividad”, añadió Ángel Montoya.

Respecto al formato y características del dispositivo, el coordinador del proyecto apunta que están aún por determinar. “Entre otras alternativas, una de las opciones sería un pequeño parche 'inteligente', colocado en alguna parte del cuerpo del deportista en la que se acumule un volumen significativo de sudor”, declaró.

En cualquier caso, el coordinador del proyecto insiste en que el desarrollo del biosensor está todavía en una fase incipiente. “Ya hemos puesto a punto la técnica básica de medida; contamos también con un dispositivo más pequeño que los tradicionales para medir las concentraciones de iones sodio y sudor. Ahora, nuestros esfuerzos se centran en obtener un biosensor aún más pequeño, portátil y fácil de utilizar”, concluyó el profesor Montoya.

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