El 'boom inmobiliario' se traspasa

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El 'boom inmobiliario' se traspasa. Este hecho es el que está llevando a multitud de inmobiliarias a cerrar, porque no pueden hacer frente al descenso de la venta de los inmuebles, o a reducir su plantilla a la mitad. Pero este no es el principal problema, ya que a parte de la falta de compradores, los bancos no ponen tantas facilidades a la hora de dar un préstamo, porque no quieren correr riesgos. Así muchas de ellas han visto que el beneficio ha descendido un 50 por ciento respecto al año anterior.

De todas las inmobiliarias que hay en la capital riojana, entre grandes cadenas y pequeños establecimientos, han cerrado un número considerable en el último año, pero también se percibe la inseguridad y el miedo en muchas de ellas al negarse a hacer un balance general del negocio inmobiliario en La Rioja. De las que se han prestado a hacerlo, han afirmado que el negocio no está bien -como son Inmobiliaria Iregua, Inmobiliaria Matute, Inmobiliaria Espartero e Inmobiliaria Dulce Hogar- y han tenido que reducir el número de empleados y cerrar algunos establecimientos.

Si hace tan sólo un año el presidente de la Asociación Profesional de Expertos Inmobiliarios y director general de la Inmobiliaria Iregua, Óscar Martínez Solozábal auguraba que tres de cada diez inmobiliarias en España cerrarían sus negocios en 2007, la realidad no ha llevado a pensar lo cantrario, ya que “se ha cumplido”, explica. La subida al carro de muchas personas que veían en este mercado un importante negocio, han visto que ahora mismo la situación es insostenible y se ven obligadas a cerrar. De todas las inmobiliarias que hay en el mercado “cierran las que menos aguantan, las que más miedo tienen”, afirma Solozábal. “El que no tenga un buen producto o un buen proyecto y no esté bien pensado tendrán muchos problemas de cara al futuro”, concluye.

El mercado de la vivienda se ralentiza y se queda estancado por lo que aumenta el número de pisos vacíos que se quedan en manos de los promotores. El alto precio de la vivienda y las dificultades para financiarlo que se imponen en este último periodo tiene como consecuencia que “el mercado se estanque, aumente la inseguridad y el sector se ralentice”, asevera Solozábal, lo que ocasiona que muchas personas que veían la vivienda como una inversión a corto plazo ya no sea así. “Ahora es un buen momento para comprar una vivienda si se necesita, para el uso, porque en veinte años tienes un tesoro”, apostilla Solozábal. El problema de los precios es que “el suelo está muy caro e impide que el precio de la vivienda caiga”, finaliza.

Entonces, para una persona es casi imposible que pueda hacer frente al pago de una hipoteca con los precios que existen en la actualidad y las inmobiliarias ven como desciende el número de clientes, lo que conlleva a que el negocio se vea resentido, ya que el ladrillo ha dejado de ser un negocio rentable. De todas las inmobiliarias que existen las que más riesgo corren de ver su establecimiento cerrado son las que han surgido a raíz de toda la subida de precios de la vivienda porque no han hecho un buen modelo de negocio, “tienen que cambiar el chip -insiste Solozábal-, tienen que vender un servicio, hay que dar más cosas complementarias” porque si sólo se centran en la venta de inmuebles la vida de éstos negocios se acorta notablemente.

El precio en la actualidad “no es que baje, sino que está volviendo al precio que cuesta o al que debería costar”, asegura el empleado de la Inmobiliaria Matute, Javier Betolaza, quien afirma además que el número de clientes ha descendido notablemente en sus tres años de negocio. Ahora mismo muchas empresas vinculadas a este sector están expectantes por ver lo que depara el futuro. “En este momento – explica Betolaza- todo el mundo está expectante por ver lo que ocurre y con mucho miedo” al ver que la venta de vivienda de segunda mano y locales “se ha parado” y que los bancos “no quieren correr riesgos”.

Ya no sólo es que un gran número de inmobiliarias cesen su negocio, sino que la lista de desempleados aumenta considerablemente por la caída tan acusada de las ventas. Esto ocurre en otra inmobiliaria logroñesa, Dulce Hogar, que han visto como la plantilla se reducía a la mitad porque no podían hacer frente a la caída del mercado. O por ejemplo también ocurre con la Inmobiliaria Espartero, que aunque aseguran que no han reducido su plantilla sí que han tenido que cerrar una oficina y apostar por la diversificación.

NUEVO ENFOQUE

Si la venta de vivienda nueva se para, junto con la de segunda mano, que ha descendido un 50 por ciento, las inmobiliarias en estos momentos ven cómo tienen que centrarse en otro tipo de clientes. La opción que más barajan es el alquiler, que es lo que en estos momentos más demanda la gente porque lo ven más accesible.

Así ocurre por ejemplo con la Inmobiliaria Iregua, que aunque sigan vendiendo vivienda nueva y vieja, se centran en el alquiler porque el número de interesados ha aumentado, aunque su director general, Óscar Martínez Solozábal propone también que la administración pública tiene que “hacer viviendas para alquilar” y enfocar el mercado hacia el “alquiler con posibilidad de compra”.

También a este nuevo enfoque de negocio se está centrando la Inmobiliaria Espartero ya que ha apreciado que se está alquilando “bastante” y está “funcionando bastante bien, sobre todo con extranjeros”, apunta el director financiero de Inmobiliaria Espartero, Rafael Sánchez, al experimentar que la caída de la venta de vivienda de segunda mano “se ha reducido en dos años un 40 por ciento”, concluye Sánchez.

También siguen esta nueva estrategia de negocio la Inmobiliaria Dulce Hogar y la Inmobiliaria Matute , que han visto que la venta de inmuebles de obra nueva y de segunda mano han descendido la mitad y que ya no se compra como inversión, que exploran nuevas formas de negocio para no fracasar como les ha ocurrido a muchas inmobiliarias en Logroño.

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