España recobra su identidad

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España logró la clasificación matemática para la segunda fase, tras imponerse por 30-22 a Alemania, en un encuentro en el que el equipo nacional, por fin, despertó y, de la mano de un inconmensurable José Javier Hombrados, recuperó las señas de identidad que le han permitido lograr en tres años un oro mundial y una plata continental.

Tras insistir por activa y por pasiva Juan Carlos Pastor en la necesidad de dar continuidad al juego de ataque, el equipo español, por fin, pareció hacer caso al seleccionador, y aparcó por primera vez en el campeonato las acciones individuales, que habían plagado de imprecisiones la ofensiva.

Por primera vez, el balón circuló de lado a lado, para acabar por los extremos, donde Albert Rocas demostró por qué está considerado uno de los mejores finalizadores del mundo.

Lástima que España no siguiera igualmente los consejos de Pastor en defensa, donde el seleccionador ha insistido una y otra vez en la necesidad de incrementar un punto más la intensidad, especialmente en lo referente al control del pivote, desde donde Klimovets machacó una y otra vez la portería española.

Igualmente incapaz se mostró el equipo nacional de defender los desdoblamientos del central Markus Baur, así como del extremo Florian Kehrmann, hecho que permitió a los alemanes adquirir una pequeña renta (5-8) en el marcador.

Pero la selección española, consciente de lo mucho que estaba en juego, no estaba dispuesta a tirar tan pronto la toalla, y así tan sólo bastó un poco más de concentración en las marcas, e insistir una y otra vez en un elaborado juego ofensivo para poner nuevamente la igualdad en el tanteador (8-8) a poco más de diez minutos para la conclusión de la primera mitad.

Una receta que sirvió, incluso, para que los españoles adquirieran una renta de dos goles (12-10) en el marcador, que únicamente una inoportuna exclusión del avanzado David Davis impidió a España conservar al descanso, al que se llegó con empate (12-12) en el marcador.

Con el inicio del segundo período la selección volvió a tomar nuevamente la delantera (15-13), gracias a la combinación de la paradas de Hombrados, que remataba con sus intervenciones la buena labor defensiva, y la calidad de Alberto Entrerríos en ataque.

Alemania comenzaba a estar madura y los encargados de acabar de remover el árbol germano fueron el veterano Mariano Ortega, la regularidad personificada, y Juanín García con dos contragolpes que pusieron a España cuatro goles por delante (18-14) a los once minutos del segundo tiempo.

Una renta que se disparó hasta los seis tantos (20-14) llegados al ecuador de una segunda parte, en la que España, por fin, comenzaba a dar señas de su auténtico potencial, el de un equipo que se ha colgado metal en las tres últimas grandes citas del concierto internacional.

Con la portería de Hombrados cerrada a cal y canto apareció, incluso, el contraataque español, otra de las reclamaciones de Juan Carlos Pastor a un choque, que España afrontaba con la obligación de ganar y ganar.

Un triunfo (30-22) que permite a España entrar en la segunda fase con todas las opciones para lograr un ansiado oro, que ya se le ha escapado a los españoles en tres ocasiones, y que en esta ocasión tiene un premio añadido la clasificación para los Juegos Olímpicos de Pekín.

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