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Problemas de riñón

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El riñón es un órgano importante en la mayoría de las formas de la hipertensión arterial (HTA), porque la relación existente es doble. “Por una parte, la disfunción renal puede ser causa de HTA, y por otra parte, el incremento mantenido de la presión puede producir daño en determinados órganos, entre los que se encuentran el riñón, el corazón y el cerebro”, explica el Dr. Rafael Santamaría Olmo, miembro de la Sociedad Española de Nefrología (SEN) y Facultativo Especialista del Servicio de Nefrología del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba.

El riñón, entre otras funciones, regula la presión arterial controlando la excreción de agua y sodio, de manera que la mantiene dentro de límites acordes con las necesidades del momento. En determinadas circunstancias en las que existe una alteración de la función renal, el sodio y el agua no son excretados de manera adecuada a través de la orina, condicionando un incremento del volumen intravascular que dará lugar a un aumento de la presión arterial.

Asimismo, el incremento de la presión arterial condiciona una serie de cambios adaptativos en el riñón, que inicialmente defienden al riñón frente al incremento de la presión arterial. Si la HTA no es tratada y controlada adecuadamente, a largo plazo, estos mecanismos defensivos del riñón fracasan, y aparece la lesión renal, que en un principio tiene escasas manifestaciones clínicas y suelen pasar desapercibidas.

Además, “el daño renal puede ser detectado precozmente mediante la detección de albúmina en orina. Al producirse el daño renal, se produce un incremento de permeabilidad del riñón a las proteínas, que aparecen en orina. Durante esta fase inicial, si la presión arterial es controlada, la evolución del daño renal puede enlentecerse”, señala el Dr. Santamaría. Si la presión arterial persiste elevada, la eliminación de proteínas puede aumentar con el tiempo, favoreciendo el daño renal, que en fases más avanzadas puede detectarse mediante la medición de la creatinina en sangre periférica, y el empleo de fórmulas matemáticas que permiten estimar el filtrado glomerular, que es el mejor indicador de cómo funciona el riñón.

DIÁLISIS O TRASPLANTE

En aquellas situaciones en las que los riñones de pacientes con ERC no pueden continuar ejerciendo sus funciones, es necesario el tratamiento sustitutivo renal (hemodiálisis, diálisis peritoneal y trasplante renal) de forma mantenida.

La HTA a largo plazo puede hacer que se llegue a esta situación de ERC terminal. Asimismo, existen otras enfermedades que condicionan el desarrollo de ERC, tales como la diabetes mellitus y las glomerulonefritis. En estos casos, la HTA añadida a estas enfermedades empeora su pronóstico, acelerando el deterioro de la función renal y la llegada al tratamiento sustitutivo renal.

TRATAMIENTO

El manejo de los pacientes con ERC e HTA consta de dos pilares básicos: las medidas higiénico dietéticas y el tratamiento farmacológico.

Las medidas higiénico-dietéticas tienen por objeto el evitar circunstancias que se conoce que condicionan un incremento de la presión arterial. Entre ellas se encuentran el abandono del tabaco, la restricción de la sal en la dieta, el ejercicio físico moderado y la pérdida de peso; en definitiva, llevar una vida saludable, que puede ser tan importante o más que el tratamiento farmacológico.

En cuanto a éste último, múltiples novedades terapéuticas han aparecido en las últimas décadas, lo que ha permitido conseguir un mejor control de la presión arterial y mejorar el pronóstico de la enfermedad renal.

A pesar de todos estos avances, “aún existen múltiples preguntas por responder. La investigación en la relación entre HTA y enfermedad renal debe ir encaminada a describir con mayor detalle los mecanismos por los que defectos de la función renal causan hipertensión y los mecanismos por los que se produce el daño renal asociado a la hipertensión. El avance en el conocimiento de estos mecanismos permitirá desarrollar estrategias de tratamiento que mejorarán el pronóstico de los enfermos afectos de HTA y/o enfermedad renal”, concluye el nefrólogo.

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