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Elogio del laberinto y del ahogo

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A sus pies. Si ya con su victoria ante Olaizola II, Titín había conseguido el aplauso anónimo de todos los medios de comunicación que cubren habitualmente la pelota, con su triunfo en la final ante Barriola el riojano les ha vuelto a poner a todos de acuerdo. Casi la totalidad resalta la fortaleza moral de un pelotari que llegaba a la final en sus horas más tristes, pero que supo ahogar al de Leitza y ganarse la primera txapela 'grande' de su carrera.

Es el caso de Lezeta, el cronista de Diario Vasco, quien asegura que “Titín convierte la jaula del cuatro y medio en un laberinto repleto de curvas, de obstáculos, de paredes altas, de trampas, de puertas que sólo se abren para él”. Una trampa contra la que Barriola, como el resto, “choca, se estrella” y en la que “queda atrapado”.

Tino Rey, de El Correo, hace hincapié en como Barriola perdió su identidad: “El Cuatro y Medio se le quedó ayer pequeño. Titín le ahogó”. Lo dice el mismo cronista que califica la táctica de Titín de “ratonera”.

Y es que todos los periodistas acreditados en la final consideran que Barriola cayó en la habitual trampa del riojano. Leoné, en Diario de Noticias, asegura que Titín saldó “todas sus deudas” con un juego del que mejor ejemplo es “el segundo tanto, en el que riojano y navarro se enzarzaron en una alocada y acotada lucha en los dos primeros cuadros. Cómo no, Titín se llevó el gato al agua”. Asier Aiestaran, en Gara, considera el partido de ayer, un “monumento al remate”.

Y luego está el otro plano, el más alejado de lo deportivo. Ortuzar, en Deia, señala lo emotivo del triunfo y de la dedicatoria de Titín: “Una txapela lanzada al viento para que la recogiera Augusto, el Titín original, y se la cale con orgullo de padre en las alturas de Tricio donde el tercero de la saga aprendió los secretos de la pelota. Para que la luzca. Como en un aurresku. Un baile de honor. De hijo a padre. El mejor regalo. El más sentido”.

También Guinea, en Diario de Navarra, asegura que la final “encerró una tremenda carga emocional”. “La txapela de una vida”, titula el periodista navarro. Algo más explícito es Galilea, en ADN La Rioja, que encabeza su artículo con un significativo “La pelota se lo debía”.

Nafarrate, en La Rioja, da “un enorme diez para una afición entregada, contagiada por la magia de su esforzado paisano, que se rindió de emoción ante su gesta y continuó coreando su nombre hora y media después del triunfo”. Y todos los periodistas parecen coincidir en lo que Carlos Zuluaga mostraba en el blog de Manista apenas dos horas después de la conclusión de la final: “Da gusto escribir sobre un campeón de la cabeza a los pies”.

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