Los datos avalan a Barriola

Hubo un tiempo en el que Augusto Ibáñez, Titín III, dominaba a Abel Barriola. El riojano tiraba entonces de galones y de experiencia para acabar con la osadía del imberbe zaguero que, con nueve años menos, y como un escolar revoltoso, trataba de rebatir la lección del maestro.

Pero eso queda ya bastante lejos. A Abel Barriola le 'sentó bien' el parón que el maltrecho estado de sus manos le obligó a tomar. Casi un año lejos del frontis y con una operación de manos de por medio, el de Leiza regresó para demostrar que es un zaguero atípico. Un zaguero con dotes de remate. Un pelotari completo.

Y Titín lo ha sufrido. Tanto que si antes de su retiro obligado el de Tricio manejaba con soltura y ganaba con frecuencia al navarro, tras la operación de manos parece un pelotari nuevo que acumula 'txapelas' como aquel que compra periódicos.

Las estadísticas, después de que se midieran por primera vez en la ronda de cuartos de la Feria de San Fermin de 2002 (22-17 ganó el de Tricio con Berna ante el navarro y Tirapu), dicen que la final del Cuatro y Medio de este sábado servirá para resolver, al menos provisionalmente, el equilibrio a 28 victorias con que se saldan los 56 partidos en que se han visto las caras. 1063 tantos a favor del riojano 1031 a favor del navarro. Máxima igualdad.

Pero extrayendo de los resultados globales los enfrentamientos individuales, las estadísticas dicen que el de Leiza sabe manejar mejor el mano a mano. Tres enfrentamientos (todos, además, en la 'jaula') y tres victorias de Abel. En 2004, en cuartos de aquel acotado, Barriola arrasó y se impuso 22-8 al de Tricio. Dos años después, tras su paso por el vestuario, la historia se repitió. Barriola 22-Titín 16 fue el reflejo del marcador en el Adarraga en las semifinales del Cuatro y Medio.

El tercero, y hasta el sábado último cara a cara, el navarro volvió a ganar. Fue el pasado 4 de noviembre en el primer partido de semifinales (18-22). No fue a la tercera. Tendrá que ser a la cuarta.