Buena entrada, tres cuartos, se ha registrado hoy en la plaza riojabajeña teniendo en cuenta que era una novillada sin picadores.
Se han corridos novillos de Antonio López Gibaja, flojos y faltos de fuerza en general, el segundo ha sido devuelto a los corrales y el tercero un inválido que le ha valido calzarse el zapato a Cristiano Torres tras cortarle las dos orejas. El mejor lote dentro de la vulgaridad le ha recaído a Curro Muñoz, a la postre el menos puesto de los tres aspirantes que llegaban al Arnedo Arena a dejar ver o no sus condiciones.
Curro Muñoz, saludo desde el tercio y silencio. Samuel Navalón, oreja y silencio y Cristiano Torres, dos orejas y una oreja con fuerte petición de la segunda.
Falto de fuerzas el primero de la tarde pero que se ha dejado ya que era noblote de condición y se dejaba torear. Curro Muñoz ha dejado ver su todavía falta de oficio no acoplándose en ningún momento con el animal. Ha basado su faena por la izquierda sin ligazón ni hondura. No le ha cogido el ritmo y poco nos lo ha enseñado por el derecho, el mejor pitón del animal. Falló con la tizona en su primer intento. Saludó desde el tercio. Palmas al novillo en el arrastre.
En su segundo, más de lo mismo, sin ser un novillo de bandera, pegando pases sin sentido de un lado para el otro sin fijar los pies en el albero.
Samuel Navalón estuvo firme en el primero que le cayó en suerte. Lo toreó con despaciosidad a la verónica con el capote dejando buena impronta. La faena la comenzó con doblones gustándose y dejando ver su corte clásico de toreo. Ligó varias tandas con hondura y cadencia por ambos pitones. Oreja.
En el quinto se le vio otra cara, con un novillo diferente, sin ser exigente ni bravo sí que tenía otra condición, pero no consiguió someterlo un poco más bajándole la mano para ahormarle la tosca embestida que fue a más al final de la faena. Silencio
Y llegó Cristiano Torres con sus andares que hacen pensar en un concepto del toreo ultra clásico si no lo has visto torear y nada más lejano de la realidad, en su ADN no circula la pureza y ortodoxia del toreo pero derrocha actitud temeraria y lo más heterodoxa que puedas imaginar. Ante su segundo, un novillo que en principio se acalambró y que dejó al maño inédito en su saludo capotero y que en la faena de muleta se paró, pero que le sirvió para cortarle dos orejas. Se encontró muy cómodo entre los pitones pero ante un novillo que le faltaron tres velocidades para, de verdad, tenerlo en consideración. Sí, pasó su faena rotando sobre sí mismo sin ni siquiera mover los pies llegando al público con el inválido de Gibaja. Lo mató de un estoconazo. Dos orejas.
En el último de la tarde, un novillo que sin ser boyante tenía otra embestida y se venía de largo pero Critiano se encargaba de acortarle todas los muletazos para terminar en su zona de confort disimulando sus carencias en cuanto a toreo fundamental. No se le puede negar la actitud 100% novilleril y lo bien que mata a sus oponentes. Otra estocada pero que esta vez sólo le valió una oreja, con gran bronca al presidente por su incoherencia.
Y con estas credenciales se ha convertido en el ganador del Zapato de Plata en su edición XX.