Así ha quedado el Instituto Sagasta: el respeto a la historia se adapta a la innovación de la educación
Quedan pocos días para que los alrededor de mil alumnas y alumnos vuelvan a llenar los pasillos del Instituto Práxedes Mateo Sagasta después de años en los que el emblemático centro educativo se ha sometido a una reforma integral. La incorporación comenzará el 30 de enero y será de manera progresiva, al tiempo que se realizarán visitas para mostrar el resultado.
El director general de Innovación Educativa, Alberto Abad, y director del Sagasta de 2012 a 2020 ha recorrido las instalaciones para mostrar el nuevo instituto a los medios de comunicación.
El objetivo de la rehabilitación es claro: el respeto a la historia y el patrimonio y la mirada a la innovación en la educación. Se ha tratado de recuperar al máximo el edificio como era el primigenio, en 1900, pero adaptado al siglo XXI.
Este homenaje al pasado se ve desde la fachada, ahora en un color rojo que recuerda a los ladrillos del edificio de 1900. Después, en una reforma de la fachada por la visita de Franco en 1945 se colocó pidra de sillería y adquirió el color arenisca que habíamos visto en los últimos años. El color de los pasillos también ha cambiado para recordar el primer aspecto, los reconocidos azulejos azules y blancos han dado paso al completo blanco y la piedra.
Entramos en el Instituto Sagasta: la reforma al detalle
La reconocida escalera central da la bienvenida al centro educativo, rehabilitada tal y como quedó en 1914. El patio bajo la cúpula de vidrio es una de las señas de identidad del instituto tras la reforma, consiguiendo además la accesibilidad al quedarse a la altura del suelo y eliminando las barreras arquitectónicas. Además de este patio este, hay un segundo oeste, de un carácter más cultural.
El Instituto Sagasta concentra ahora todas las aulas en las tres plantas de la crujía sur; en la baja y la primera las de la ESO y en la planta superior las siete aulas de Bachillerato con un espacio para los departamentos de los profesores en frente.
En el resto del edificio, se encuentran aulas singulares, laboratorio (que fue la habitación de Alfonso XIII), aula polivalente de gran tamaño para la realización de exámenes,, salón de actos o la biblioteca, restaurada como la original y con librerías en dos alturas.
La intervención ha construido un sótano donde se quedaron salas para conservar elementos del museo en las condiciones adecuadas, las infraestructuras de calefacción. Es en este sótano, escavado a mano y con carretilla, donde aparecieron los restos de la muralla carlista que retrasaron las obras.
El arquitecto Miguel Fernández Rueda también ha participado en la visita y ha puesto en valor la racionalización de los espacios, la adaptación de la normativa de seguridad y accesibilidad o dotar de mayor luminosidad natural al edificio.
“Seguirá siendo referencia y brillará como nunca”
El portavoz del Ejecutivo, Álex Dorado, ha celebrado que con esta apertura del puertas estamos ante “un día recordado”. “En unos días, volverá el debate y la curiosidad a las aulas, el silencio a la biblioteca y las risas a los pasillos”, ha destacado.
El portavoz ha subrayado que se trata de una institución histórica en La Rioja, siendo Biblioteca Pública, el Ateneo Riojano e incluso el Instituto de Estudios Riojano (IER), la ESDIR y la Escuela de Comercio y el único instituto de la comunidad hasta 1971: “Ahora seguirá siendo referencia y brillará como nunca”.
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