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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

La vacuna contra el tabaco, en tres años

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El director de la División de Farmacoterapias del Instituto sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos (NIDA), Iván Montoya, ha explicado que se prevé que la vacuna contra la nicotina esté disponible dentro de tres o cuatro años con un coste superior a los 1.200 dólares. Montoya señaló que el éxito de este antídoto en el primer estudio se situó en el 20 por ciento, por lo que consideró que la fórmula “ideal” para dejar de fumar será administrar al paciente un tratamiento farmacológico y no farmacológico y posteriormente la vacuna para evitar su recaída o prescribirlos combinados desde un principio. Montoya es uno de los 52 profesionales de más de 20 países que se reúnen hasta el próximo viernes en Valencia en el I Curso de Formación Internacional de Profesionales en drogodependencias de la OMS con el objetivo de intercambiar experiencias para implementar programas eficaces en función de las necesidades de cada país.

Al respecto, indicó que la vacuna contra la nicotina es la más avanzada, ya que se prevé que se comercialice en tres o cuatro años, mientras que la de la cocaína calculó que estará lista en cinco o siete años. Así, detalló que se ha superado el primer estudio del antídoto contra el tabaco, realizado en 302 pacientes, que demostró que no tenía efectos secundarios y un índice de éxito cercano al 20 por ciento al cabo de un año. Ahora, se efectuará un nuevo estudio con una muestra mayor para demostrar su eficacia real y poder así conseguir los permisos para su aprobación para el público en general.

Montoya explicó que todas las drogas de abuso son unas moléculas muy pequeñas, por lo que puedan cruzar la barrera entre la sangre y el líquido cefalorraquídeo. Por ello, estas sustancias, ya sean fumadas o inyectadas, llegan muy rápidamente al cerebro y son muy adictivas. Sin embargo, esta vacuna inyectada reacciona con la drogas de abuso y produce una molécula muy grande que impide cruzar esta barrera, de manera que la droga permanece en el corriente sanguíneo sin llegar al cerebro, con lo que “los mecanismos cerebrales de la adicción no se disparan porque al no conseguir los efectos que producen estas sustancia las personas pierden interés en ella”.

Este mecanismo de acción permite que la vacuna se orientan tanto al tratamiento de la drogadicción como a la prevención del desarrollo de drogadicción y de sus recaídas. En cualquier caso, matizó que la vacuna “por sí sola no es un tratamiento”, sino que, en su opinión, debe proporcionarse un tratamiento farmacológico y psicológico y después administrarle la vacuna para evitar su recaída o proporcionarle la vacuna unido a un tratamiento farmacológico y no farmacológico. La administración, aunque todavía no está cerrada, se prevé que sean unas cuatro dosis con un precio que oscilará entre los 300 y 400 dólares cada una.

PROBLEMAS ASOCIADOS

Por su parte, el coordinador de gestión del equipo de abuso de sustancias en el departamento de salud mental de la OMS, Vladimir Ponznyak, indicó que 70 millones de personas en el mundo están afectados por problemas relacionadas con las drogas o el alcohol. De ellas, cinco millones consumen drogas ilegales y desarrollan problemas serios de salud como consecuencia de esta adicción, como muertes por sobredosis, sida o el virus VIH, de los que un tercio están relacionadas directamente con las drogas inyectadas. Asimismo, según las nuevas evidencias médicas, el alcohol está asociado a enfermedades como muchos cánceres.

egún las estimaciones del Consumo de sustancias psicoactivas a nivel mundial de la OMS, 2.000 millones de adultos bebe alcohol, 1.300 millones fuman y existe un uso generalizado de polisustancias. De hecho, alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida, seguida del tabaco y el cannabis y se está registrando asimismo “una evolución en ascenso muy prominente de la cocaína”, señaló.

Además, constató que se está produciendo un inicio cada vez más temprano en el consumo de las sustancias ilegales, así como de las legales hasta el punto de que se puede llegar a hablar de “un uso y abuso” en el consumo del alcohol por parte de los jóvenes, desde los 15 años hasta los 30 años. Por ello, Ponznyak abogó por combinar la prevención en el tratamiento dotándole de “un papel más activo” con una atención a los consumidores de drogas ya que además, expuso, suelen tener enfermedades asociadas.

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