Francia, paralizada

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Hoy se cumple el séptimo día de paros en los transportes por ferrocarril, tal y como votaron ayer los sindicatos, mientras ya se cifra en casi cien millones de euros el coste para la economía francesa.

Una “gran mayoría” de trabajadores del sector ferroviario votaron ayer mantener la huelga, y las previsiones anticipan el sostenimiento del paro también el miércoles, según el portavoz del sindicato UNSA, Daniel Laplui. Esta prolongación recibió horas después el respaldo de los trabajadores del transporte público de París.

Los paros continuados recibieron ayer la primera valoración en cifra de costes de boca de la directora de SNCF, empresa que explota el servicio. Anne-Marie Idrac afirmó al diario 'La Tribune' que la huelga lleva costados 99,5 millones de euros, a lo que se añadiría el incontable daño en reputación para la compañía.

Sin embargo, y pese a estas advertencias, la huelga se mantiene en contra de la revisión del sistema de jubilación. Ayer, alrededor de 300 trenes de alta velocidad TGV circulaban, frente a los 700 de un lunes normal. En el suburbano parisino, sólo lo hacía uno de cada cinco convoyes, y eso, en las líneas de metro abiertas. Además, en cuanto a autobuses tampoco funcionaban seis de cada diez. Como consecuencia de esta reducción de los servicios públicos, el tráfico se resintió y originó un total de más de 200 kilómetros de retenciones tan solo en el área cercana a París.

Los líderes sindicales aceptaron negociar la reforma de pensiones el miércoles, después de que el Ejecutivo rebajase las condiciones para entablar diálogo. A juicio del secretario general de la CFDT, resulta “sorprendente” hacer una huelga “para esperar a una negociación que se celebrará en dos días”. En este sentido, los dirigentes sindicales abogaron por adelantar los diálogos en beneficio de trabajadores y usuarios, como afirmaron también los dirigentes de Fuerza Obrera y de Sud-Rail.

No obstante, Fillon, según informaciones de 'Le Monde' recogidas por Otr/press, indicó ayer que el Gobierno no puede dar marcha atrás “en los principios” de la reforma laboral, puesto que camina hacia la “armonización”.

SARKOZY SE RESIENTE

Tanto conflicto está originando una tensión social que deriva en un desgaste de la imagen del presidente francés, Nicolas Sarkozy, de cara a la opinión pública. Tanto su valoración como la del primer ministro, François Fillon, decaen a medida que los escenarios de crisis crecen y se recrudecen. Por este motivo, informaciones en la prensa ya anticipan una reacción rápida del presidente que dé manga ancha a los funcionarios para mejorar su poder adquisitivo.

Los trabajadores de los servicios públicos franceses irán hoy, a pesar de esta perspectiva, a una huelga de la que el Gobierno espera un amplio seguimiento en el sector educativo, Correos y la compañía de telecomunicaciones France Telecom.

Además, el paro se dejará notar en hospitales, aduanas, aeropuertos e incluso en las compañías estatales de transportes, que se podrán acoger a dos huelgas distintas por dos demandas diferentes en un mismo día.

Por otra parte, la protesta estudiantil se mantiene tras varias semanas de alteraciones, donde la mitad de las universidades se encuentran en jaque por la protesta contra la Ley de autonomía aprobada por el Gobierno en agosto.

La ministra de Educación superior, Valérie Pécresse, condenó “cualquier tipo de violencia y degradación”, al tiempo que criticó los bloqueos, cuyo llamamiento se extiende también a institutos, a la espera de que se pueda convocar una gran jornada de huelga a nivel nacional para el próximo 22 de noviembre.

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