El trabajo de Cruz Roja con las personas refugiadas: “es imposible ponerse en su piel pero la empatía es fundamental”

El trabajo de Cruz Roja con las personas refugiadas: "es imposible ponerse en su piel pero la empatía es fundamental"

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El 20 de junio es el Día Mundial de las Personas Refugiadas. Una fecha de concienciación para recordar la realidad que sufren más de ochenta millones de personas en el mundo, que se han visto obligadas a huir de su hogar para escapar de conflictos o persecuciones.

En La Rioja, Cruz Roja es la entidad con mayor volumen de plazas de ocogida para personas refugiadas, a las que ofrecen apoyo integral desde hace más de 30 años. “El objetivo final de nuestra labor es que las personas que llegan adquieran autonomía”, explica María isabel Manzanos, responsable del departamente de Refugiados de Cruz Roja en La Rioja.

Mientras el dispositivo de atención funcionaba como siempre, el estallido de la guerra de Ucrania dio la vuelta a toda la organización habitual de Cruz Roja: “hubo que ampliar la cobertura con plazas extraordinarias para las personas que llegaron de Ucrania, además de añadir otros recursos materiales y personales”. De hecho, el dispositivo de atención a personas refugiadas ha duplicado sus plazas, pasando de 45 a 90.

María Isabel Manzanos recuerda que en La Rioja han solicitado la protección temporal más de 440 personas llegadas de Ucrania y más de 280 han sido atendidas por Cruz Roja, la mayoría mujeres, niños y niñas.

Al mismo tiempo, el servicio con el resto de personas refugiadas no se ha frenado. “La mayoría en La Rioja son de habla hispana, de Venezuela y Colombia, y generalmente llegan porque tienen aquí redes de apoyo”, explica la responsable de Cruz Roja, que recuerda que todas las personas que llegan a España se distribuyen entre los distintos dispositivos del país tras pasar la primera acogida.

María Isabel Manzanos se ríe ligeramente al preguntarle por el día a día: “cada día es distinto, haces un plan y al minuto ya no sirve”. El equipo multidisciplinar de Cruz Roja, con muchos profesionales del ámbito social, realiza planes personalizados para atender las necesidades de todas estas personas, que son muy heterogéneas. “Buscamos normalizar su situación” y añade que “es muy gratificante ver cómo van evolucionando y se desenvuelven por si mismos, muchas veces vienen cuando ya han salido de Cruz Roja para agradecerte y es muy bonito”.

Al otro lado, el de las personas trabajadoras de Cruz Roja, el servicio también marca. “Es que no son números, son personas”, recuerda Manzanos. “Tienen historias muy duras, que nos enseñan y nos dan mayor comprensión de la realidad”.

La clave para tratar con las personas que han tenido que huir la tiene clara María Isabel Mazanos : “la empatía”. “Que sepan que no nos podemos poner en su piel pero que les comprendemos”.

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