Ismael Serrano: “no hay que dejar de pelear por los sueños pendientes, todavía hay tiempo”

Ismael Serrano: "no hay que dejar de pelear por los sueños pendientes, todavía hay tiempo"

Rioja2

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“Si se callase el ruido, quizás podríamos hablar, quizás entenderías que nos queda la esperanza”. Así lo canta Ismael Serrano y así lo cree firmemente. El cantautor confía en la capacidad que tenemos de mirar en nuestro interior, asumir nuestras contradicciones y planear con esperanza el futuro. Serrano presentará este domingo en el teatro Bretón de Logroño su último disco, 'Seremos', una llamada a seguir peleando por los sueños en estos tiempos de incertidumbre.

¿Qué se va a encontrar el público que acuda este domingo al Teatro Bretón? No sólo es un concierto, es la narración de un relato.

Ya venía avanzando el carácter teatral en los anteriores conciertos y eso va ganando pasos. Estoy obsesionado con el relato y trato de buscar un relato que acompañe la presentación de las canciones, que el recital sea algo más que una sucesión de canciones. Me gusta contar historias, buscar un hilo argumental que ayude a enlazarlas. Es un concierto que está a medio camino entre la obra de teatro y el recital, una propuesta íntima que invita a hacer repaso a estos 25 años de carrera, a ver cómo las canciones se miran desde otro lugar, se cantan desde otra perspectiva. Y también hay mucho sentido del humor, me río mucho de mí mismo, no hay que tomarse demasiado en serio.

Presentas tu último disco, Seremos, que supone una mirada al futuro

Seremos es viaje de autodescubrimiento, ya que los confinamientos nos obligaron a ponernos delante del espejo, y también tiene una llamada a levantar la mirada y a hacer planes en un contexto en el que es difícil hacerlo. Parece que todo es volátil, todo resulta precario, y esto es una llamada a mirar hacia el futuro, a hacer repaso de los sueños pendientes, que no por incumplidos son imposibles. No hay que dejar de pelear por ellos, todavía hay tiempo.

¿Y esos sueños siguen vigentes con el paso de los años?

Sí, algunos sueños siguen incluso más vigentes, porque la realidad se ha recrudecido. Se cierra una ventana que abrió el 15M, cuando la gente asumió un comportamiento político que hoy desdeña. Entonces la gente joven se sintió interpelada por el debate, mientras que ahora sienten que la realidad está politizada. Les decían: “participad en política”, pero ahora les dicen: “participad, pero no tanto”. Hemos vuelto a los tiempos previos.

Y en estos tiempos de incertidumbre, ¿dónde están los cantautores?

Los hay. Rozalén es un ejemplo claro de cantautora que sigue la tradición de comprometerse con la realidad y escribir el relato de una generación, un relato que estáis escribiendo las mujeres. Igual que yo le reprochaba a mi padre que escribió un relato edulcorado, me pregunto si hemos sido capaces de hacerlo nosotros. Habla de nosotros, de compromiso social, de lo que hablan los cantautores, esto tiene que ver con los anhelos y los sueños colectivos. Sí que echo en falta que haya más figuras visibles y que tengan suficiente nivel de difusión.

Después de 25 años de carrera, ¿ha sido difícil mantener la coherencia?

Yo soy un privilegiado, las cosas me han ido bien, me he encontrado con unas cuantas dificultades porque reconocer las simpatías políticas tiene un precio, pero soy un privilegiado. He podido vivir de la música, con todas las contradicciones a las que se enfrenta uno en el trabajo y en el día a día.

Cuesta encontrar esperanza en estos tiempos

Encontramos pequeños gestos de heroicidad que nos ayudan a reconciliarnos con el mundo, hemos visto gestos como los sanitarios jugándose el tipo, a vecinos tejiendo redes de solidaridad, a la sociedad civil organizándose para detener un desahucio. Hay cosas que a uno le pueden ayudar a mantener la esperanza. No soy optimista a corto plazo, pero sí a largo.

Pero ante esos gestos, surgen también reacciones, la sociedad está más polarizada que nunca

Estamos asistiendo a un modelo de un colapso social y económico, un modelo que tiene que ver con el consumo desaforado que conduce a la militarización entre los pueblos y con una crisis climática que nos acorrala. Ante un cambio de paradigma, hay resistencia, que se traduce en una polarización interesada que busca legitimar la equidistancia entre según qué posiciones. Es una polarización que no siempre es válida desde el punto de vista democrático, no es válido para un demócrata que cree en la justicia social plantear el debate entre machismo y feminismo, por ejemplo. Esa polarización que busca presentar como legítima toda posición enfrentada no ayuda.

Llevas con orgullo el estigma de 'cantautor'

Yo lo reivindico, representa una tradición hermosa de artistas que han escrito canciones maravillosas que forman parte indispensable del cancionero español. Es un poco triste tener que demostrar que eludes el compromiso político y tener que gustar a todo el mundo, es un empeño un tanto vano.

Vivimos en un país un tanto sectario, como si la contratación estuviera determinada por tu filiación politica, y tendríamos que entender que la pluralidad es algo saludable en política, en las programaciones. Esa relación hace que mucha gente rehúya del término cantautor por lo que conlleva de política.

El cantautor antes no era una amenaza, era un tipo simpático, se señalaba su coherencia, los gestos de solidaridad que acompañaban a su trabajo. Pero cuando esos gestos determinaban que pudiera haber un cambio real en la relación de fuerzas, ya no era tan simpático y empezó a ser visto como un tipo peligroso. Entonces sí que se recrudece la ofensiva y se entra en una espiral de agresividad. Las redes sociales fomentan ese tipo de crispación, premian los discursos más insultantes, los que más ofenden, se premia la afirmación más agresiva.

¿Y cómo se navega en ese clima de crispación?

Es difícil, sobre todo porque los insultos y la rabia pretenden disuadirte para que no escriban más. Trato de darle una importancia relativa a lo que ocurre en las redes, que siempre que ver con boots, con comunidades que se organizan para generar ese ruido. No todo es real, la vida también está fuera de esas redes sociales. A veces uno se sume en la melanconlia y se piensa su actitud en redes, pero no hay que rendirse.

¿Y cómo llevas el estigma de 'cantautor triste'?

Tiene que ver con una cierta tiranía de una falsa sonrisa, que no deja espacios para transitar los duelos. Cuando dices que estás mal, o estás triste, generas una cierta incomodidad fomentada por las redes, donde tenemos que exponer la vida sin problemas. Tiene que ver con el espejismo que se explota de que somos gente feliz, sin problemas, con la infantilización de que no podemos estar tristes. Estar triste permanentemente es un problema, pero reconozcamos nuestro derecho a estar jodidos, de otra forma vamos a salir averiados y sería una hipocresía. De hecho, las canciones que más nos gustan son tristes, por su valor terapéutico. Ahora todo objeto de cultura tiene que buscar el escapismo, todo lo que nos invite a hacer un viaje de introspección y reflexionar sobre lo que nos pasa no está bien visto.

También tiene que ver con cierta idea de masculinidad que debería estar pasada de moda, que no nos deja conocer nuestra vulnerabilidad. Reconocer la vulnerabilidad está negado, tenemos que competir permanentemente por todo y en la carrera competitiva las vulnerabilidades pueden ser una oportunidad para el contrario. Si hiciéramos una sociedad de los cuidados y no tanto de la competencia feroz, otro gallo cantaría.

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