Una plaza en honor a los desaparecidos durante la dictadura

Europa Press

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Centenares de personas asistieron ayer a la inauguración asistieron centenares de personas en Buenos Aires de una plaza dedicada a la memoria de los desaparecidos, ubicada sobre la costa del Río de La Plata, al que fueron arrojadas miles de víctimas durante la dictadura militar.

“Hicimos lo que pudimos. Todo sin el más mínimo sentido de venganza. Todo con amor”, dijo el presidente argentino, Néstor Kirchner, en su discurso durante la inauguración, en referencia a la reivindicación de la lucha por los derechos humanos llevada adelante durante su gestión. Junto al mandatario, estaban la presidenta electa Cristina Fernández y varios miembros de su gabinete.

Entre el centenar de personas que asistió a la inauguración estaban las Madres de Plaza de Mayo, con sus clásicos pañuelos blancos cubriéndole la cabeza, ocupando las primeras filas.

La superficie, de 14 hectáreas, está recorrida por paredes de granito que tienen grabados los nombres de unos 9.000 desaparecidos, con espacio para albergar a más víctimas de la violencia que sacudió al país entre 1969 y principios de los 80. La mayoría de los nombrados desapareció durante el sangriento régimen militar de 1976 a 1983, en el que fueron asesinadas 30.000 personas, según organizaciones de derechos humanos.

“Por fin tenemos un lugar donde recordar a los desaparecidos”, dijo Marcelo Brodsky, presidente de la Comisión Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado. “Con alegría inauguramos este monumento porque los nombres que lo conforman están presentes y no han sido olvidados”, agregó.

ESTRUCTURA DEL MONUMENTO

Las obras de construcción del monumento comenzaron hace 10 años. A su entrada, se abren calles de cemento que guían el paso hacia varias esculturas, entre las que destaca una de hormigón y acero que simula celdas de los detenidos volcadas para simular una liberación, del estadounidense Dennis Oppenheim, realizada en 2001 y titulada “Monumento al escape”.

En el recinto se ha instalado una sala de archivos y documentación para consultar la historia de cada víctima nombrada en los muros, de más de 100 metros de largo.

Al final del acto, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y otros familiares recorrieron el camino hacia el muelle, donde finaliza el monumento, para arrojar flores al río en homenaje a los desaparecidos. Las más ancianas prefirieron depositarlas sobre la piedra gris, junto a los nombres de sus hijos.

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