La Rioja extiende el programa de Fomento del Bienestar Psicosocial de las Mujeres

La Rioja extiende el programa de Fomento del Bienestar Psicosocial de las Mujeres

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El Servicio Riojano de Salud va a extender en los tres próximos meses el Programa de Fomento del Bienestar Psicosocial de las mujeres a todos los centros de Atención Primaria de La Rioja, tras la positiva experiencia llevada a cabo en el Centro de Salud de Arnedo, en donde se puso en marcha en otoño de 2021.

La consejera de Salud, Maria Somalo; la gerente de Atención Primaria, Paula Guerrero; la coordinadora de la Comisión Técnica contra la Violencia de Género, Mª Antonia Aretio; y la trabajadora social del CS de Arnedo, Urbina Aguilar, han presentado este programa, coincidiendo con los actos conmemorativos del 8M.

Para la consejera de Salud, “es fundamental que desde el Gobierno de La Rioja atendamos específicamente la salud de las mujeres aplicando el enfoque de género, más aún, dado que distintos informes sobre el impacto del COVID-19 revelan que la pandemia ha perjudicado a las mujeres y a sus oportunidades al estar en una posición más vulnerable por tener, en muchos casos, empleos más precarios y carga adicional del cuidado familiar”.

Por su parte, la gerente de Atención Primaria, Paula Guerrero, ha explicado que “el programa de Fomento del Bienestar Psicosocial de las mujeres tiene un enfoque comunitario, que fomenta la participación y la autonomía personal cuyo objetivo es mejorar el estado de salud de las mujeres mediante un proceso grupal, en el que tomen conciencia de la repercusión que los malestares emocionales tienen en su vida cotidiana”.

Alineado con el Plan Estratégico del SERIS en las líneas de prevención de la violencia de género y de promoción de la salud, el programa va dirigido a mujeres de 18 años o más que acuden al sistema sanitario con problemas de malestar emocional, conflictos personales, crisis vitales, dificultades en sus relaciones afectivas, familiares y/o sociales, baja autoestima, falta de habilidades personales.

Para ello se trabajan conocimientos, habilidades y actitudes con objeto de favorecer la autonomía y empoderamiento desde la perspectiva de género.

La coordinadora de la Comisión Técnica contra la Violencia de Género, Toñi Aretio, ha precisado que “en estos espacios de encuentro grupal se ofrecen modelos alternativos de feminidad que fomentan el autocuidado, como factor protector, o de resiliencia para la salud emocional y psíquica; se potencian los recursos personales y las habilidades necesarias para que las mujeres establezcan una relación positiva con su cuerpo y desarrollen estilos de vida saludables y se practican técnicas de relajación para reducir situaciones de estrés y ansiedad, entre otros objetivos específicos”.

Los grupos son dinamizados por las trabajadoras sociales sanitarias de cada centro de salud, quienes seleccionan a las mujeres que van a participar en cada grupo a través de entrevistas individuales.

Para participar en un grupo, las mujeres pueden solicitar entrevista con la trabajadora social, bien por iniciativa propia o bien porque sean derivadas desde las consultas del resto de profesionales del centro de salud o de otras entidades sanitarias y sociales.

Malestar psicosocial

En los últimos años los datos epidemiológicos evidencian un alarmante incremento de los trastornos de ansiedad, depresivos, somatizaciones y, en general, del malestar psicosocial en las mujeres, lo que lo convierte en un problema relevante de salud pública.

El porcentaje de estas enfermedades es muy superior entre las mujeres en relación al que existe entre los hombres, lo que aconseja un abordaje desde el enfoque de género.

Las raíces de este problema, que está afectando a una buena parte de la población femenina, tienen que ver en su gran parte con la inequidad de género, con los mandatos sexistas que pesan sobre las mujeres y las condiciones de vida y trabajo de las mismas.

Así es frecuente detectar situaciones de sobrecarga por tener que afrontar casi en soledad la doble o incluso triple jornada y la mayor parte del peso de la carga de cuidados de personas dependientes y autónomas, lo que dificulta el descanso y la disponibilidad de espacios para el autocuidado (deporte, relaciones sociales, ocio…) generando insatisfacción y fatiga en las mujeres.

Además, la desigualdad de poder estructural entre hombres y mujeres existente en nuestra sociedad patriarcal genera sufrimiento adicional e importantes problemas personales y sociales en las mujeres, situando a la violencia de género en el extremo del dolor y gravedad por los diversos conflictos de pareja.

Esta multiplicidad de factores que atraviesan las vidas de las mujeres generan con frecuencia este malestar psicosocial, caracterizado como un sufrimiento anímico o corporal, con síntomas mal definidos y sin causa orgánica demostrable.

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