La solidaridad de La Rioja con Ucrania llena dos almacenes de ayuda

La solidaridad de La Rioja con Ucrania llena dos almacenes de ayuda

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El estallido de la guerra en Ucrania ha despertado una oleada de solidaridad. La población ucraniana en La Rioja vive desde aquí el temor por la situación que viven sus familias y busca la mejor forma de ayudarles.

En tres días se organizaron y surgió el Colectivo Ucrania-Rioja, que se está encargando de la recogida de alimentos, productos básicos, sanitarios y ropa de abrigo para mandarlo hasta Ucrania. “No esperábamos tal magnitud de ayuda, en dos días casi dos almacenes están llenos”, cuenta Verónica, una de las voluntarias.

A pesar de la lluvia de los últimos días, el gimnasio de la calle San Millán de Logroño, reconvertido en centro de la solidaridad, no para de recibir cajas, bolsas y todo tipo de ayuda acompañada de constantes mensajes de ánimo y cariño.

La comunidad ucraniana en La Rioja organiza la primera recogida de alimentos y otros objetos

“La situación es muy mala y queremos ayudar con lo que podemos. Vamos a parar un poco la recogida para enviar todo lo que tenemos, porque no tenemos más espacio y lo importante es conseguir que todo llegue a la frontera con Polonia, explican. Están bloqueados. A ver si llega donde se necesita. Allí, les esperan otros voluntarios que tratarán de repartirlo y hacerlo llegar hasta dónde más se necesite.

Veronica cuenta emocionada que está siendo muy duro “porque no sabemos cómo va a terminar, ya disparan a las casas, a edificios con gente”. Ella llegó a España hace 21 años pero en Ucrania están su madre, su abuela y su hermana.

En los últimos días, el ejército ruso ha tomado su ciudad, Jersón, donde permanece su familia: “los cinco primeros días apenas salieron de su refugio, he podido hablar con ellas, ahora están algo más tranquilas porque el ejército está en el centro de la ciudad y están a las afueras”. “Pienso en cómo podrían salir, pero la frontera con Polonia esta muy lejos y por el sur están atacando mucho”.

En estos días en los que miedo inunda a la población de todo el mundo, la solidaridad que se respira en el local de la calle San Millán reconforta. “Se están volcando”, dice agradecida entre cajas de ayuda que viajarán en unos días para intentar contrarrestar el horror.

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