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La madre de Carolina en los vídeos: “Con esto me despido y espero que la sociedad haga conciencia”

La madre de Carolina en los vídeos: "Con esto me despido y espero que la sociedad haga conciencia"

Rioja2

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La acusada de asesinar a su hija reconoce en una serie de vídeos que su testimonio “lo tendrá que ver la jueza” que dictaminó su sentencia de divorcio y advierte: “Estoy en plenas facultades a pesar de los hechos acontecidos”.

La Audiencia Provincial continúa este con la causa contra A.U, acusada de un delito de asesinato y que se enfrenta a la pena de prisión permanente revisable tras la muerte de su hija, la niña Carolina, de cinco años, en un hotel de Logroño. En su declaración ante el tribunal negó haberla matado e intentar cortarse las venas.

La sesión, que representa la número trece, ha comenzado con la exhibición de cinco vídeos, todos borrados por la acusada, grabados el 23 de enero del 2020 para explicar lo “cansada” que está por el comportamiento de su expareja y la falta de respaldo de la sociedad.

Además de decir que es consciente de que el vídeo lo verá la jueza que otorgó la custodia a su expareja también da por hecho que será analizado por psicólogos y periodistas y advierte: “No quiero que estéis divulgando que estoy mal”.

Todos los vídeos empiezan con la acusada presentándose. A.U los graba y, en un momento determinado, corta y empieza de nuevo. En el quinto de ellos explica que deja la grabación “como prueba” de que no le falta “ningún tornillo”. También dice: “Será presentado por mi familia porque ya no estoy”.

Habla de la niña, de 5 años, y dice: “Que ya habréis visto porque está conmigo” y empieza su relato: “Toda la historia empieza así”. La acusada relata cómo, al quedarse embarazada, gana cuarenta kilos y su pareja entonces la repudia y se busca otra.

A.U explica que se separa y se va a vivir con sus padres, presentándole a él como una persona violenta, que no se ocupa de la niña y al que le gusta salir de juerga. Aún así, relata, él pide la custodia de Carolina, y lo hace advirtiendo de que, en realidad, la cuidarán los abuelos.

Es el “problema” que ella tiene y que quiere “contar” en los vídeos, en los que afirma: “Cuando me separo es porque no puedo más” y, aún así, es cuando empieza todo porque él “alega” que ella tiene “a la niña secuestrada” por haberse ido de casa.

Asegura que tiene vídeos “donde Carolina refleja lo que ha sufrido”, porque su padre “nunca se ha hecho cargo de ella”. Cuenta que hacen el intercambio “en la puerta de un supermercado como si fuera un saco de naranjas porque hay cámaras”.

En un momento dado se dirige directamente a su expareja y le espeta: “Los mismos audios que tienes tú los tengo yo, tengo vídeos con las crisis de ansiedad” de la niña, “que se esconde debajo de la mesa porque no se quiere marchar”.

La acusada afirma en una de las grabaciones que quiere “dejar claro todo lo que ha venido ocurriendo”, relatando lo mal que lo pasó tras la cesárea, con un padre ausente y con el que nunca ha querido “volver”, de hecho, dice que la nueva pareja de él le “quitó de encima los cuarenta kilos que” cogió “del embarazo”.

“Hola a todos, si estáis viendo este video es porque ya no estoy”, empieza en otro vídeo; “hola a todos, no estoy loca, es una situación que yo llevo viviendo desde hace cinco años”, repite en otra grabación advirtiendo: “Antes de hablar, señores, deberían conocer un poco la situación que me ha llevado a esto, es cansancio, es una sociedad en la que no hay principios ni valores”.

De él dice que es “maestro, psicopedagogo y dará la vuelta a la tortilla”. “No tengo sentimiento hacia él: ni lo repudio ni lo quiero”, asegura añadiendo: “Para muchas personas he sido una mujer admirable pero llega un momento en que estoy estancada”.

“Con esto me despido y espero que esto haga conciencia a la sociedad”

También en la sesión del juicio del Caso Carolina de este miércoles se han tratado las cartas que dejaron escritas la acusada y su madre. En una de ellas, la acusada dejó escrito a su hermano: “Sólo piensa que Carol y yo estamos juntas” y también: “Busca la estrella que más brille y seremos nosotras”.

“Sé que muchos estareis sorprendidos por esta situación, pero llega un momento que todo tiene que tener su fin”, explica en unos vídeos en los que también dice que los graba “para registrar” lo que le “viene pasando en los últimos cinco años”.

En ellos, también tiene “claro” que se van a “analizar” sus palabras y, también, sus gestos cuando se descubran las grabaciones. Se trata de un sucesión de vídeos que fue grabando y parando el día anterior a la muerte de la niña y en los que también dice: “Si veis el vídeo es porque ya no estamos aquí” y “si he tomado esta determinación es porque llevo cinco años padeciendo”.

En los vídeos quiere “dejar constancia de un acontecimiento” que lleva “sufriendo”, dice, “cinco años” desde que tuviera a su hija con su expareja y él se desentendiera.

La separación y posterior lucha por la custodia es relatada con sucesos puntuales en los que narra cómo él exigía sus condiciones, no se preocupaba por la niña, no le mandaba ropa, y quería la custodia pero no la cuidaba. También dice creer que no son “valores” que él tenga otra pareja o que no sepa ni freírse un huevo, ni lavarse la ropa; así como lo que “está viendo” Carolina cuando está con su padre, que le puede llevar “al mal camino” porque le enseña “polvitos para el dolor de cabeza”.

Explica que él “él metió a la niña a la guardería sin consenso” y cuando ella acudió al centro el personal le trató mal y no le quiso enseñar la matrícula. “Creo que con estos testimonios dejo claro que estoy en plena facultad mental, no sufro de nada, más bien es cansancio de este sistema mal y lento, que dice que protege pero no me protege y donde, al final, es hacer daño”, dice.

Añade: “Estoy cansada de procesos judiciales y de que no se me escuche” y manifiesta estar “tranquila”. “Con esto me despido y espero que esto haga conciencia a la sociedad, y tome conciencia de los actos, porque todo acto tiene una consecuencia”, afirma.

En un vídeo a su hermano, en el que le cuesta hablar, le dice entre sollozos: “No estés triste, por primera vez en mucho tiempo tendré paz (...) te dejo las cosas en una cajita. Estamos bien, estamos tranquilas, hemos estado todo el día jugando, tenemos paz, tú has visto lo que ella pasa, ya no se puede más”.

Estos vídeos los graba el 25 de enero, al día siguiente ella y la abuela de la niña se desplazan, desde Haro, a un hotel de Logroño donde la niña muere asfixiada.

“No pasa nada, no entres al trapo, que hagan, que digan, da igual, las pruebas están, tienes los audios”, dice entre sollozos en vídeo a su hermano mientras se oye a la niña de fondo. Después le dice el número de la tarjeta: “Te quiero mucho”, se despide. En uno de los vídeos sale la niña diciendo que quiere mucho a la abuela, a los primos y a su madre.

“Llegó la hora de cerrar los ojos”

En la sesión de hoy también se han leído las cartas que escribieron la abuela, que estuvo presente en el hotel y cuyo cadáver apareció en el Ebro, en la que manifestaba a su marido, tras haber sido víctima de una estafa: “Me suicidio porque no tengo valor, si te mentí fue porque buscaba solucionar esto”.

Añade en relación a la acusada: “A. se va conmigo, su decisión no tienen que ver con la mía, sabes que” J.C, su expareja, “no les va a dejar vivir”.

Por su parte, la acusada escribe una sentida carta a su hermano pequeño en la que le dice que “llegó la hora de cerrar los ojos”, porque los últimos años “han sido infernales” y su “carrera de fondo llegó hasta aquí”.

Deja indicaciones sobre que no le gustan los velatorios, que siempre dijo que quería que sus cenizas fuesen al mar, aunque ahora le da igual, y que la niña Carolina no está bautizada y, por tanto, no puede pisar suelo santo. “Es mi hija, si no la quiero yo quien la va a querer”, dice también de la niña.

“No puedo más, me siento orgullosa de haber aguantado”, afirma manifestando que necesita “paz” tras seis años en los que no tiene “tregua”. Le deja su plan de pensiones con la condición de que les de una parte a sus sobrinos.

A su padre también le dejó una carta en la que se refiere a su expareja, padre de Carolina, como un psicópata que pega a la niña, recordando que llevó el embarazo sola y pidiendo que le de a su hermana las joyas de oro.

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