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Los policías, sobre la madre de Carolina: “no dijo que nadie le había hecho nada, todo lo había hecho ella”

Los policías, sobre la madre de Carolina: "no dijo que nadie le había hecho nada, todo lo había hecho ella"

Rioja2

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Nuevas declaraciones policiales, en el juicio que se sigue contra A.U, que se enfrenta a una pena de prisión permanente revisable por la muerte de su hija, han insistido hoy, basándose en los visionados de los vídeos del hotel, en que la acusada salió del hotel, durante una hora, la mañana siguiente del asesinato.

Hoy se ha celebrado la sexta jornada del juicio contra A.U, acusada de un delito de asesinato contra su hija, de cinco años, que apareció muerta en un hotel de Logroño el 26 de enero de 2020. Un delito del que asegura ser inocente y del que culpa a la abuela de la niña, a la que encontraron muerta en el río días después.

En la sesión de hoy han declarado seis policías (uno por videoconferencia) que participaron en el operativo que se desplazó al hotel el lunes 27 de enero tras recibir la llamada del mismo en relación a que en una de las ventanas había un huésped “con intenciones de lanzarse al vacío”.

Se trataba de la, ahora, acusada, que llegó a sacar una pierna, con intención de hacer lo mismo con una segunda, y que fue convencida, tanto por los vecinos de enfrente como por los agentes de policía, de que volviera a entrar. Una vez dentro, y aunque le costó, abrió la puerta a la policía y les recibió con los brazos en alto y diciendo que estaba tranquila.

Uno de los agentes que se encargó de estar con la acusada ha relatado cómo esta, “en principio no colaboraba, se le preguntaba y respondía con largos silencios”, llegando a decir que “respondía como si estuviera ida”. “Se lo pensaba y decía incoherencias”, ha afirmado otro.

Los policías siguieron preguntando y contó que había llegado el domingo por la mañana con su madre y su hija, que desayunaron y a la hija le sentó mal, se echaron la siesta y ella, al despertarse, se marchó a comprar una hamburguesa, cenaron y la niña se puso mala, con las manitas moradas, aunque no le dio importancia pensando que tenía frío. Uno de los policías ha subrayado que, cuando le preguntaban por qué no alertó a nadie del estado de la niña, se quedaba en silencio.

Del padre les dijo que no tenía relación con él, ha contado otro de los agentes señalando que “mediante sollozos” hacía “expresiones espontáneas” manifestando que la niña “había dejado de respirar”.

Este agente ha manifestado haber tenido la “sensación” de que les tenía a los policías “miedo”. Los cortes en las muñecas los explicó en que “como su hija se había ido ella también se quería ir”, y que se los había hecho ella misma con una cuchilla de afeitar que estaba en el bolso.

“En ningún momento dijo que nadie le había hecho nada, todo lo había hecho ella”, ha explicado. La cama en la que estaba la niña tenía “mucha sangre, algo desproporcionado”, ha completado otro agente, y había “dos alfombras empapadas de sangre”. No había restos de arrastre y en la bañera también se veía sangre.

Cuando le preguntaron por el teléfono móvil dijo que no lo tenía, que lo había “dejado en Haro” y que en él “había unos videos en los que salía Carolina diciendo: No me echéis de menos”.

La habitación y el baño, ha relatado uno de los agentes “estaban bastante ensangrentadas”, y cuando vieron una zapatillas tamaño infantil se temieron “lo peor”. Uno de los policías levantó la sábana y vieron a la niña, así que empezaron la reanimación “aunque todo parecía indicar que estaba muerta”. Los intentaron tres, por turnos, hasta que llegaron los servicios médicos y certificaron la muerte de la niña.

Visionado del vídeo

Como prueba, los agentes visionaron los vídeos del hotel desde el domingo 26 de enero, a las 8,15 horas, por ser la hora en que se registraron la acusada, su madre y abuela de la niña, y la menor. En ellos se ve cómo la madre lleva a la nena en brazos medio dormida y la abuela lleva una bolsa roja.

Una vez que suben a la habitación hay dos actividades: a las cinco y cuarto de la tarde de ese día la abuela sale por la puerta diciendo adiós con la mano; y a las 7,15 de la mañana del lunes sale la acusada con el bolso rojo y vuelve a la hora.

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